La noria se detuvo en lo más alto

Agirretxe disfrutaba de su mejor momento cuando la entrada de Keylor frenó su brillante trayectoria

Fue Roberto Olabe quien fue a buscarle a Lezama, desde donde le reclutó en edad juvenil, y el destino dictó que fuera precisamente el gasteiztarra quien escuchara de la boca de Imanol Agirretxe que ya no podía más, que lo dejaba, que a sus 31 años cuelga las botas para siempre.

Atrás deja el Vía Crucis de casi tres años en el que se convirtió su carrera justo cuando estaba en su punto más álgido, cuando más estaba disfrutando de la elite. Porque llegó al Santiago Bernabéu aquel maldito 30 de diciembre de 2015 tras haber celebrado 12 txitxarros en las primeras 14 jornadas de Liga. En la decimoquinta cayó, víctima de aquella entrada de Keylor Navas. Desde entonces ha disputado 14 partidos como profesional dos años y ocho meses, lo que le ha llevado a tomar ladecisiónmásdura desuvida.

Pero Imanol Agirretxe es mucho más que estos últimos 32 meses de gimnasio, carreras en solitario, partes médicos, quirófanos y empezar para volver a parar. El de Usurbil se ha ganado un hueco entre los mejores goleadores de la historia del club gracias a una trayectoria que inició muyjoven y que le ha ubicado en un lugar central durante el resurgir del club, que tuvo lugar durante el primer lustro de la presente década.

La historia a la que ayer puso punto y final emocionado en el gimnasio de Zubieta comenzó para él siendo un imberbe. El 8 de mayo de 2005, con apenas 18 años, José Mari Amorrortu le introdujo en el verde del Coliseum Alfonso Pérez para jugar, con el dorsal 40 a la espalda, sus primeros minutos con el primer equipo y, por ende, en Primera Divi- sión.

Su talento era tal que a la segunda opción que le dio el entrenador de Deusto dejó su sello, marcando un gol ante el Málaga el 15 de mayo de 2005. No obstante, sus primeros destellos no le bastaron para tirar la puerta abajo. Lo haría con Juanma Lillo, con el equipo en Segunda, después de tres temporadas en el Sanse con cesión al Castellón incluida. Hasta aquella segunda vuelta de la 08/09, sus apariciones con la Real eran con cuenta gotas. Los nueve tantos que firmó, con el ‘26’ a la espalda, en aquel curso de aciago recuerdo le sirvieron para que Loren le diera el ‘9’ para la siguiente temporada: la 09/10, ni más ni menos, la del ascenso.

El director deportivo le otorgó tan lustroso dorsal al mismo tiempo

Fue Olabe quien le reclutó desde Lezama y él fue el primero en saber de su retirada

Amorrortu le hizo debutar en 2005, pero no fue del primer equipo hasta 2009

Con Lillo derribó la puerta en una gran segunda vuelta en una triste 08/09

que inauguró una tradición: la de traerle siempre un delantero que venía con la vitola de titular: primero fue Bueno, luego Llorente, Ifrán y Tamudo, posteriormente, Vela, Seferovic, Finnbogason o Jonathas. Pero, salvo con Martín Lasarte, el usurbildarra siempre encontró su sitio para reivindicarse como el gran delantero que ha sido, el 16º más efectivo de la historia de la Real, al firmar 75 goles defendiendo el escudo del balón coronado.

El fútbol, justo cuando le estaba permitiendo saborear sus tragos

Cada verano le trajeron un delantero pero siempre ganó las batallas

más dulces, le tenía reservado el más amargo. La noria en la que muchas veces se convierte el deporte de elite, plagado de altibajos, se detuvo para él en el punto más alto, cuando estaba siendo el mejor goleador de la Liga al margen de Neymar y Suárez. Nunca fue capaz de hacerla girar de nuevo, pese a que se dejó la piel a jirones en Zubieta en el intento. Ayer pasó de ídolo a leyenda, con sólo 31 años, después de casi tres sin disfrutar de este deporte. Sólo tenía 28 cuando Keylor Navas cortó sus alas. Aún había muchos goles en sus botas