El mejor partido de la historia
El documental Nadal-Federer analiza la legendaria final de Wimbledon del 2008
Ahora que Rafa Nadal está jugando el Open de Estados Unidos con partidos épicos como el de Dominic Thiem, puede ser oportuno recuperar el documental ‘Nadal-Federer y el partido del siglo’ en Movistar+. Dirigido por Andrew Douglas, profundiza en la final de Wimbledon del 2008 que el propio John Mc Enroe define de manera tajante como “el mejor partido de tenis de la historia”. El documental arranca estableciendo entre Nadal y Federer los paralelismos de rivalidad entre Björn Borg y John Mc Enroe y entre Chris Evert y Martina Navratilova, no solo a nivel de relación y competitividad para convertirlos en aún mejores, sino en la personalidad y las actitudes en la pista. Estos cuatro ex tenistas intervienen como principales analistas del partido. En el primer tramo introductorio, se evidencia una selección muy exquisita de las imágenes de archivo y una buena conexión con el guión, aunque narrativamente resulta algo frío. El planteamiento es interesante. El documental se centra en el famoso partido de la final de Wimbledon, pero eligiendo los instantes cruciales que sirven a la vez para explicar otros aspectos de la trayectoria de Nadal y Federer. Se van produciendo flashbacks al pasado para explicar elementos de la evolución personal y profesional de cada uno de ellos y cómo han influido para llegar a ese encuentro épico. De los tie-breaks del tercer y cuarto set, que podían resultar decisivos para la victoria de Nadal, nos enseñan todos los puntos y crece la tensión. El clímax llega con el quinto set. “Drama de primera categoría en la pista central” decía el comentarista dela BBC. El documental provoca un crescendo magnético, intensificado por las interrupciones por culpa de la lluvia. Una vez culminado el partido, el documental no acaba. Sigue adelante analizando la trayectoria posterior de Nadal y Federer después de ese partido. Y, de hecho, la sensación del espectador al terminar de verlo es de final inacabado. Lógico teniendo en cuenta que ambos tenistas parecen tener, todavía, mucha épica que ofrecer y una historia por delante pendiente de contar