“SIEMPRE HE SIDO FIEL A MÍ MISMO”
Hice dos buenos años en Lezama, tenía a varios equipos de Inglaterra detrás; el más interesado era el Arsenal”
Teníamos el viaje organizado, pero cuando llegó la Real, aparcamos todas las demás propuestas”
Para el chaval que sube de la cantera, marcar el primer gol tiene que ser especial, da igual en qué circunstancia”
Imanol Agirretxe (Usurbil, 24 de febrero de 1987) dice adiós mucho tiempo antes de lo deseado. Lo hace con la conciencia tranquila de haber hecho su trabajo en estos 15 años que ha defendido la elástica de la Real. El ‘9’ se despide ante los lectores de MD, en una primera entrega, haciendo un repaso a su trayectoria. Mañana nos hablará de aspectos más personales.
Llega a la Real en 2003. ¿Cómo lo recuerda?
Era un cambio de etapa en el que volvía a casa de la mano de Roberto Olabe. Jugué en División de Honor Juvenil con Javier Zubillaga de entrenador. Ya le conocía y fue una experiencia muy buena. Con él aprendimos muchísimo. Era mi primer año juvenil y la liga fue dura, muy interesante y me ayudó muchísimo.
¿Cómo fue ese cambio de Lezama a Zubieta?
Los dos años que hice en Lezama fueron bastante buenos. También jugué con la selección española, haciendo buenos torneos, destacando, y nos empezaron a salir nuevos proyectos. En Inglaterra teníamos a varios equipos por detrás. Teníamos hablado ir a ver sitios y es cuando me llamó la Real. El más interesado era el Arsenal, donde estaba Francis Cagigao, que estuvo viendo un montón de partidos míos. Teníamos el viaje organizado para ir a conocer todo aquello, pero cuando llega la Real, aparcamos todas las demás propuestas. Mis padres y mi familia estaban deseando que volviera a casa. Todos veíamos cerca hacer una carrera en la Real y tomamos la decisión de venir.
¿Se montó mucho revuelo?
Yo lo tenía muy claro y estábamos bastante decididos. Es verdad que dio mucho que hablar, pero bueno... Fue mi primera experiencia en temas mediáticos, algo con lo que he tenido que convivir hasta hoy. Yo estaba tranquilo, volvía a casa. Cuando haces las cosas bien, como las he hecho ahora, como las sientes, estás tranquilo contigo mismo. Siendo fiel a mí mismo. Ponerme la camiseta de la Real tiraba mucho.
Dos años después de su regreso debutó en el primer equipo...
Del Juvenil de Honor pasé al Sanse con Gonzalo Arconada y con gente mucho más veterana que yo. Aprendí muchísimo y vi un poco la realidad del fútbol, jugando con gente de 30 años. El proceso fue bastante rápido porque con 18 años debuté en el primer equipo, aunque luego asentarme costó más.
¿Por qué le costó? ¿Esperaba haberlo hecho mucho antes?
Más de la cuenta, no. Me costó lo que me costó. Hay gente que no llega, otros que llegan antes, pero lo normal es que cueste. No es nada fácil. A raíz de la lesión de Díaz de Cerio empecé a jugar. En la segunda vuelta en 2009 marqué 9 goles y empecé a jugar con más asiduidad. Me veía bien, aportando, y es cuando empieza de verdad mi carrera en el primer equipo.
No tarda en llegar su primer gol, tras su debut, en 2005.
Íbamos perdiendo 0-3 en Anoeta contra el Málaga y metí ese gol que para mí fue una explosión de emociones. No servía para nada en el resultado, pero para mí fue un gol muy importante. Para el chaval que sube de la cantera, marcar el primer gol con el primer equipo tiene que ser especial sí o sí, independientemente de cualquier circunstancia.
¿Qué les da a los jugadores un entrenador como Lillo, que fuera igual no tiene tanta prensa, pero dentro todo son buenas palabras?
Juanma da muchísimo. Es un entrenador especial y da un punto de vista muy diferente al que te puede dar otro entrenador. Habla mucho de fútbol, lo analiza, y casi toda la información que te daba era buena y con mucho criterio. Él vivía el fútbol y te lo transmitía. La verdad es que es uno de los años en los que más he aprendido, de conceptos, de fútbol en general. No conseguimos el objetivo de subir a Primera, pero el equipo aprendió mucho y dio un paso adelante en muchos aspectos.
El ascenso, objetivo que sí se consiguió con Martín Lasarte.
Fue un año impresionante.
¿El más bonito de su carrera?
Seguramente, sí. Éramos jóvenes, estábamos empezando y vivir una cosa así fue importantísimo para la Real, Donostia y Gipuzkoa. Se volvió a reactivar un poco esa ilusión por la Real que se había perdido con el descenso. Para muchos fue su primer éxito con la Real y esa gente se enganchó.
¿Individualmente cómo lo vivió?
No jugué mucho, pero viví emociones muy buenas. Todos lo vivimos como si
Montanier confió en mí por sorpresa y, en el momento menos esperado, mi carrera cogió fuerza”
Yo siempre he querido ser el mejor entrenando para jugar y con esta mentalidad he podido tener protagonismo”
Cuando más disfruté fue el año que nos clasificamos para la Champions, jugábamos de memoria”
hubiésemos jugado todos los partidos. En ese momento no tocaba jugar, pero había que seguir ayudando en todo lo que se pudiera. En Primera tampoco tuve mucha participación, pero tenía que seguir a lo mío, seguir formándome y en ese aspecto nunca he bajado los brazos y he seguido tirando, sabiendo que la oportunidad iba a llegar.
Y llegó, aunque Montanier, de primeras, le enseñó el camino de salida.
Eso es. Si algo he repetido en todas las entrevistas que he concedido, es que nunca sabes cuándo va a llegar tu oportunidad y siempre hay que estar preparado. Cuando menos parecía que me iba a llegar la oportunidad, porque no contaba para el entrenador, por sorpresa contó conmigo y empecé a jugar. En El Molinón, aunque jugué por la izquierda, metí dos goles y comenzó a cambiar todo. En el momento menos esperado, mi carrera cogió fuerza.
No todo ha sido un camino de rosas..
En Primera División es muy difícil que sea todo fácil. Hay que ser muy bueno, hay que ser un crack mundial para tener éxito todos los años.
La Real se empeñaba en fichar delanteros y el que acababa jugando era Agirretxe...
Evidentemente, el club tiene que hacer el mejor equipo posible, y eso siempre lo he asumido con total naturalidad. Tenía competencia, pero eran compañeros, y entre todos había que sacar esto. A partir de ahí, cada uno tiene que mejorar cada día, estar demostrando al entrenador que con el que tiene que contar es contigo. El jugador, egoístamente, es lo que quiere, aportar, pero en el campo. Yo siempre he querido ser el mejor entrenando para tener esa oportunidad y con esa mentalidad he podido tener mucho protagonismo en el campo, que era mi objetivo. Y eso me hace sentir orgulloso y contento.
¿No cansa tener que estar demostrando siempre?
No cansa porque es lo que debemos hacer. Cada día hay que estar mejorando, enchufado, tienes que demostrar, no que eres mejor que nadie, sino que estás preparado. El jugador casi todos los días le tiene que dar esa confianza al entrenador.
A pesar del cariño que le profesa la afición, también ha habido momentos de dudas.
Lo sé. El fútbol da mucho que hablar. Todas las opiniones son aceptables. Siempre he intentado todo lo que estaba en mis manos, pero a partir de ahí siempre he aceptado las críticas o la opinión de cada uno. Por naturaleza, estamos condenados a vivir con dudas.
¿Se va con la conciencia tranquila?
Sí. Me voy muy tranquilo, feliz, orgulloso de toda mi carrera. Más de cómo me ha ido, de cómo me he comportado en cada situación. He sido fiel a lo que pensaba, a lo que sentía. La Real me ha dado mucho y siempre me he sentido con el compromiso, la responsabilidad y el respeto de poder devolver todo eso. Lo he hecho y, a día de hoy, se me hace más fácil tomar la decisión por todo eso.
Después de Lillo, Lasarte y Montanier, llegaron Jagoba, Moyes y Eusebio…
Jagoba es un gran entrenador, con las cosas muy claras. Aportó mucho. Los inicios no fueron fáciles porque nunca lo son. Había muchas dudas, pero creo con el tiempo se hizo una gran temporada.
¿Se le exigió más de la cuenta, como a los jugadores que llegan de la cantera?
Esas mediciones son difíciles de hacer. No voy a entrar ahí. Me gusta exigir a todos lo mismo. Todo lo que hablaba antes de lo que yo hacía, me gustaría que lo hicieran todos los jugadores.
Y llegó Moyes...
Venía de un mundo y se encontró con otro muy diferente. Aportó sus cosas pero con el tiempo no conseguimos los objetivos.
¿Eusebio?
Trajo un estilo muy diferente y el equipo se adaptó a lo que él quería. Esta Real jugó un fútbol que a todos nos enamoró, siendo superiores a cualquiera. Hay muchos cimientos que él puso.
¿Cuál es la mejor Real en la que ha jugado?
Cuando más he disfrutado personalmente fue con Montanier y la temporada en la que nos clasificamos para la Champions. Jugábamos de memoria, nos sentíamos muy seguros, sin ningún miedo. Espero que durante los próximos años sigamos disfrutando de otros jugadores, otros entrenadores. Ojalá podamos olvidar todos los años anteriores con este equipo y haga un año buenísimo