Más nervios que en Reyes
Nunca hubo que esperar tanto tiempo para estrenar una temporada en casa. Ni en Atotxa, ni en Anoeta. El aficionado de la Real no ve jugar a su equipo ante sus ojos desde el 12 de mayo, por lo que lleva 122 días, un tercio de año, sin ver fútbol en directo. A la expectación propia de todo arranque de campeonato en campo propio, el sábado se le une que el rival es el Barcelona, que es la presentación en sociedad de Asier Garitano en Anoeta y que, por fin, la Real jugará en su estadio sin pistas de atletismo. El menú es imposible de mejorar. Habrá realzales que el viernes dormirán más nerviosos que la Noche de Reyes. 25 años, un cuarto de siglo, que es el tiempo que se ha jugado con las inservibles pistas de atletismo, abarca a toda una generación. Es una barbaridad. Hay demasiada gente joven en el entorno de la Real que no ha experimentado los sentimientos de vibrar con sus colores, con su equipo, en un campo de fútbol y eso es imperdonable. A fuerza de repetirlo se corre el riesgo de aburrir, pero lo cierto es que todo lo vivido en Atotxa nada tiene que ver con lo sucedido en Anoeta. Quien ha conocido ambos mundos sabe que hablamos de una diferencia tal, que incluso parecería que fueran dos deportes diferentes. Nunca en Anoeta se llegó al nivel de coreografía, de cercanía con el equipo que hubo en Atotxa. El viejo campo jugaba los partidos de una manera que nunca ha logrado el nuevo. El sábado se empieza a escribir una nueva parte de la historia de la Real. Nada volverá a ser como antes pero sólo palpar la ilusión que se percibe estos días por lo que puede llegar a ser Anoeta hace que haya merecido la pena. Ganarle al Barcelona sería la mejor manera de empezar a escribir este nuevo cuento y un espaldarazo brutal al proyecto de Garitano