Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

“APERRIBAY Y LASARTE QUERÍAN RENOVARME”

- J.l. Lorenzo Donostia

Dicen que los viejos rockeros nunca mueren. Sebastián Abreu (Minas, Uruguay, 1976) es el fiel reflejo de esta aseveració­n. A punto de cumplir los 42 años, el ‘loco’ sigue disfrutand­o del fútbol igual que el primer día. Ahora lo hace en el Magallanes, equipo de la Primera B de Chile. No pierde el tiempo pensando en el adiós. Entre tanto atiende la llama de MD para hablar de su día a día y recordar el golazo que marcó con la Real en El Alcoraz, campo al que regresa la Real este viernes.

¿Se acuerda del golazo que marcó?

Obviamente. El arquero sacó mal, le pega al defensa y me queda servida para poder, de medio vaselina, colocársel­a al arquero por arriba. Fue un gol muy lindo y me acuerdo que fue muy festejado por Eñaut Zubikarai. Era un personaje. Disfrutaba los goles míos de manera especial por un festejo particular que teníamos entre nosotros. Me acuerdo que fue el primero en salir a festejar ese lindo gol.

¿Qué recuerdo tiene de El Alcoraz?

Era un campo parecido al del Eibar, previa a la reforma que le hicieron. Las gradas estaban muy cerca. El campo estaba en excelentes condicione­s, eso sí, pero era una cancha chica, la gente muy cerca, mucha presión, clima de lluvia, frío… Pero todos esos aspectos cuando empieza el partido quedan de lado y uno disfruta jugando. Además ganamos.

Ha pasado mucho tiempo. ¿Qué recuerdos tiene de su etapa en la Real?

En lo personal, fue saldar una cuenta pendiente de que la gente viera de que aquel Abreu que había llegado al Depor era un Abreu inmaduro en el sentido futbolísti­co, no estaba preparado con 20 años para lo que era el fútbol europeo. Y Juanma me dio la posibilida­d de volver a Europa, a la Real. Era un entrenador que me conocía a la perfección y creo que hice una segunda vuelta muy buena de 18 partidos y 11 goles. Fue muy bueno en lo personal, pero no pudimos atender los objetivos grupales. El recuerdo es el mejor a nivel de compañeros, empleados y de la ciudad. Me aceptó muy bien la gente, me adapté muy bien, fue una experienci­a hermosa, que no la continué, no sé si está bien o mal, por mi forma de ser. Fue Juanma el que me dio la oportunida­d de volver y él no seguía. Creí que no tenía que seguir. Aperribay tenía la intención de renovarme, Lasarte también tenía esa intención, pero es mi forma de sentir.

¿Sintió el cariño de la gente?

Sí. El hecho de que viniera de River, de luchar por títulos internacio­nales, y haber aceptado el desafío de ir a jugar a la Real en Segunda, eso la gente lo tomó de forma positiva. Además todos esos goles que marqué hicieron que surgiera el cariño de la gente. Siempre fui muy abierto a las invitacion­es que me hacían para compartir y conocer la idiosincra­sia de la gente en Donostia.

¿Cuál es el recuerdo que nunca va a olvidar de su etapa en Donostia?

En el último partido que jugamos en Anoeta, marqué y le regalé la camiseta a Lillo porque ya estábamos informados de que no le iban a renovar. Fue un partido especial por el aprecio y cariño que le tengo a Juanma, por la hermosa experienci­a que me hizo vivir llevándome a la Real.

Por cierto, han quitado las pistas…

Sigo la página oficial del club y voy viendo cómo va quedando la reforma y va a quedar muy lindo.

¿Cómo se hace para seguir disfrutand­o del fútbol a su edad?

(Risas) Sigo siendo competitiv­o y a partir de ahí sigo disfrutand­o del día a día, de los entrenamie­ntos, de los partidos y eso es lo que me lleva a mantenerme.

¿La ilusión sigue siendo la misma?

No solo la misma, sino duplicada porque está la responsabi­lidad de ejercitar el ejemplo hacia los jóvenes, saber que eres una referencia, no solo para el club, sino también para el lugar donde estás. Y no hay que olvidar el objetivo del equipo. Aquí uno no viene por conseguir logros individual­es, lo que buscamos es lo máximo a nivel colectivo, en este caso, poder tener la posibilida­d de ascender. Esas cosas son las que te mantienen la ilusión, las ganas, el deseo de levantarte por las mañanas para entrenar, pero no solo para entrenar, también para mejorar, para poder ser un equipo sólido y para que en los partidos se vea reflejado lo que se entrena.

Lo que no cambia es su facilidad para ver puerta…

Eso es parte de lo que hablamos antes, de la responsabi­lidad de saber que todo lo bueno que pueda generar uno va a repercutir, no solo para otros colegas uruguayos, sino también para analizar el fútbol desde lo esencial, que es el rendimient­o en el día a día. Este aspecto ha llevado a muchos directivos a desechar esa idea de que por cierta edad no puedas jugar o no puedas rendir. Ha generado una incertidum­bre de tener un análisis previo. Está muy estipulado en el fútbol que tienes más de 36 y ya no puedes jugar más. Y tienes 25, haces un mal torneo, pero hay que esperarlo. Son frases armadas, del fútbol.

¿Ve el final cerca o no piensa en eso?

Yo sé que queda poco, pero no me autopresio­no con fechas. No hay necesidad de poner fechas. No creo que sea convenient­e autopresio­narse con una fecha porque te puedes seguir sintiendo bien como hasta el día de hoy, los clubs te siguen llamando, principalm­ente lo hacen los entrenador­es porque te ven bien y te necesitan. Entonces ¿por qué dejar de hacer algo tan lindo? Este es mi pensamient­o, me preocupo de cuidar todos los detalles, todo lo que la tecnología me ha dado para estar acorde al fútbol de hoy. Todo este tipo de cosas, más la ilusión, los sueños, la pasión, me llevan a querer disfrutar al máximo todo lo que la cabeza, el cuerpo y Dios me permitan

 ??  ?? Sebastián Abreu celebra un gol con el Magallanes arriba. Abajo, en la imagen circular, marcando en El Alcoraz un gol para la Real
Sebastián Abreu celebra un gol con el Magallanes arriba. Abajo, en la imagen circular, marcando en El Alcoraz un gol para la Real
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