“Esta victoria es para todo el que me quiere”
Valverde dedicó el título de campeón del mundo a todos los que siempre le han apoyado. “Va por ellos, incluso mis rivales”
Alejandro Valverde, entre lágrimas y casi casi sin saber muy bien dónde estaba y qué le estaba sucediendo, confesó al acabar la carrera no tener palabras después de proclamarse nuevo campeón del mundo, después de ser el más inteligente y fuerte en un Mundial marcado por la dureza y la exigencia física tras casi siete horas de competición. Haciendo un esfuerzo para contener la emoción el ciclista murciano bajó por unos segundos de la nube. “No me lo creo, es increíble, son muchos años luchando y al final se ha conseguido. Tengo que agradecer a la selección que ha estado de diez, todos atentos y yo he sabido estar ahí. He controlado mi distancia para el sprint y he podido vencer”.
No lo tuvo fácil en los últimos compases de carrera. La suerte de la prueba iba a estar entre cuatro de los mejores ciclistas del mundo –él, Bardet, Woods y Dumoulin–, pero ‘El Bala’ no falló y acertó con la táctica. “El sprint fue muy largo. Me han dejado la responsabilidad a mí, y cuando quedaban 300 metros he dicho que era mi distancia”.
Cuando se alcanza un éxito de tal calado siempre llega el momento de la dedicatoria. Genero- so como es quiso compartirla con todo el mundo. “Esta victoria es de toda la selección, de toda la gente que me quiere, incluidos muchos rivales que me han venido a felicitar aquí en meta. Este triunfo es para todos. Estoy sin palabras. No me lo creo”.
Hace tiempo el líder del equipo Movistar, el segundo ciclista más veterano en vestirse con el maillot arcoiris – 38 años y 42 días, por los 38 años y 74 días del holandés Joop Zoetemelk– dijo que dos de sus máximas deportivas que quería con- seguir antes de bajarse de la bicicleta eran pisar el podio del Tour de Francia – lo logró en el año 2015, 3º– y ganar un Mundial, meta esta última que se le había resistido y que le brindaba ayer una ocasión que no podía dejar escapar después de seis medallas previas. De ahí que tuviera que pellizcarse para cerciorarse de lo que acababa de conseguir: “Quedar campeón del mundo era un sueño para mí. He quedado cerca muchas veces y por fin esta vez se ha podido conseguir. Llegué a pensar que nunca podría ser campeón del mundo y por ello ya no me obsesionaba por el oro”.
Pero Valverde sabía que era ahora o nunca, que el recorrido de este Mundial le brindaba una ocasión perfecta para proclamarse por fin campeón del mundo y no falló. A la duodécima fue la buena