Un ‘Caníbal’ a la española
Como Merckx, Valverde gana en todos los terrenos dosificando poco pese a sus 38 años
Alejandro Valverde (38 años, 25 de abril de 1980, Las Lumbreras de Monteagudo) acumula el mayor palmarés de victorias del ciclismo español tras 15 años en la elite. No ha ganado nunca un Tour ni un Giro, y es muy probable que así sea hasta el día en que anuncie su retirada, pero ello no le ha impedido convertirse en un corredor único, un ganador nato en pruebas de un día, vueltas de una semana, incluso en la Vuelta a España y, por supuesto, en el Mundial. Siete medallas y al fin, desde ayer, un maillot arcoiris coronan al ‘Canibal’ del pelotón español.
Valverde traspasó hace año y medio la barrera de las 100 victorias (ya son 122). Imposible lograr tal volumen de éxitos sin mimetizar alguno de los ticks del ‘Caníbal’ Merckx. Como el belga, Valverde se ha acostumbrado a ganar desde marzo hasta octubre y en todo tipo de pruebas gracias a su clase, a un espectacular instinto en los momentos clave y una punta de velocidad que apenas ha perdido con los años. Ha acabado siendo el mejor clasicómano del ciclismo español y hasta un favorito a tener en cuenta en grandes vueltas, con el único lunar de un motor algo pequeño para los grandísimos puertos.
El ‘Bala’, porque así se le bautizó de muy joven por su velocidad, es el tercero de tres hermanos. Está casado con Natalia Mateo y es padre de cuatro hijos, Iván, Alejandro, Pablo y Natalia. Su padre corrió como amateur, y así, por herencia familiar, empezó con 9 años a competir en el club Puente Tocinos. Terminó el segundo en su primera carrera, en Jumilla, ganó la segunda, y a partir de allí no dejó de ganar, hasta recibir su primer apodo, “El Imbatido”, transformado con el tiempo a “Balaverde” o simplemente ‘El Bala’.
Tras pasar por el Banesto y el Kelme de aficionados, debutó como profesional en 2002 en el Kelme y jamás pareció un novato. Al año siguiente, 2003, terminó tercero en la Vuelta a España poco antes de ganar la medalla de plata en el Mundial. En 2004 ganó 13 carreras y a principios de 2005 fichó por el Illes Balears, heredero del Banesto, con el que debutó en el Tour ganándole a Armstrong una etapa de montaña. En ese equipo sigue el ‘Bala’, hoy como Movistar.
No era un corredor para ganar el Tour, eso se vio pronto, pero descubrió para el ciclismo español un perfil de clasicómano capaz de imponerse en pruebas con cotas cortas y duras como la Flecha Valona y la Lieja-Bastogne-Lieja, en las que ganó con solo una semana de diferencia en 2006. Al año siguiente acabó su primer Tour (6º) y siguió crecien- do hasta lograr en 2009 la Vuelta a España, su única ‘grande’. No pare- cía tener límite, pero en 2010 estalla el ‘Caso Valverde’, con el Comité Olímpico Italiano estudiando su implicación en la Operación Puer- to. El caso acabó en el TAS, que esta- bleció que Valverde se sometió en 2005 a un plan de dopaje dirigido por Eufemiano Fuentes. Sancionado 18 meses, entre 2010 y 2012, parecía que su estrella se apagaría.
No fue así y a su regreso siguió ga- nando en todos los terrenos. Meda- llas en Mundiales, clásicas, Dauphi- né, Volta a Catalunya, País Vasco... En 2015, con 35 años, firma su mejor temporada hasta entonces, subien- do, por primera y única vez, al podio del Tour. Al año siguiente lo haría, también como tercero, en el Giro. Las 100 victorias cayeron en 2017, también una lesión grave en el Tour, pero tampoco eso lo enterró. Y solo quedaba una frontera, el mai- llot arcoris, al que ha llegado como número 1 en el ranking mundial... y a dos años de cumplir los 40
Su época ‘post sanción’, desde 2012, ha acabado siendo incluso más brillante