`Donde fueres, haz lo que vieres’

Eso es lo que debió pensar Eusebio Sacristán a su llegada a Girona el pasado verano. Quizá se dio cuenta de que su ideal de fútbol, ese que llevó hasta sus extremos -para bien y para mal- en la Real, no tenía cabida en un equipo, el gerundense, que la temporada pasada con Machín brilló con luz propia jugando ‘a otra cosa'. Y es que el equipo que ayer presentó el de La Seca en Anoeta muy poco o nada tenía que ver con el que se pudo seguir el año pasado. Defensa de cinco, los once defendiendo en campo propio y echando mano de algo que la temporada pasada parecía estar vetado como es el juego directo. Un planteamiento que se le atragantó a la Real casi desde el principio de partido y que solo en contadas ocasiones pudo sobrepasar. Además, los txuri urdin se toparon con un soberbio Bono que paró todo lo que le llegó. Le hizo la vida imposible, por ejemplo a Sandro Ramírez, con dos paradas que enviaron la pelota al palo. También se empleó a fondo para desviar un disparo muy intencionado de Mikel Oyarzabal. Por lo demás, la Real volvió a evidenciar grandes problemas en la elaboración , con un

Illarramendi muy espeso y muy lejos de su mejor estado de forma. La Real sigue echando de menos a su capitán. Ante la falta de juego del centro del campo, el que más buscó y más conectó con sus compañeros de ataque fue

Raúl Navas. Sí, un central. Eso es algo que habla muy a las claras de los problemas que mostró ayer el conjunto blanquiazul. Garitano puso toda la carne en el asador con Juanmi, Willian José y Sangalli buscando más mordiente, pero el gol no llegó. La primera victoria en Anoeta se resiste