A la cuarta tampoco fue la vencida
La Real sigue sin descifrar el jeroglífico que se ha convertido poder ganar en el nuevo Anoeta
A la cuarta tampoco fue la vencida para la Real Sociedad, que sigue sin ganar como local en el presente campeonato liguero. El Girona aparecía en el horizonte como el rival idóneo para poder por fin saborear las mieles del triunfo en Anoeta, pero la nueva versión de Eusebio Sacristán, una mucho menos alegre que la que defendió con uñas y dientes en su etapa en Donostia, jugó en contra de los intereses del equipo blanquiazul, que, eso sí, estuvo cerca de quebrar su mala racha ante sus aficionados, pero Sandro se estrelló con Bono y con el palo.
Así las cosas, pese a la tranquilidad que mostró Asier Garitano en su comparecencia posterior ante los medios, Anoeta se le comienza a atragantar a la Real. Y eso puede convertirse en un problema si no se le pone remedio. Y el siguiente rival que visitará el llamado a ser nuevo santuario txuri urdin es el Sevilla de Machín. No hay que olvidar que en los mejores logros que ha conseguido este equipo en sus más de cien años de historia jugó un papel trascendental su fortaleza como local. Es algo que debe recuperar lo antes posible para poder soñar con conseguir algo importante en el presente campeonato liguero.
Uno de los pocos aspectos positivos de ayer es que por primera vez en Anoeta consiguió mantener su
portería a cero, pero no fue suficiente para sumar los tres puntos. Se tuvo que conformar con uno. Atrás la Real no sufrió mucho, de hecho Moyá no se tuvo que emplear a fondo en ninguna acción, pero también es verdad que adelante tampoco fue capaz de generar muchas ocasiones. Las dos de Sandro y una de Oyarzabal, que al igual que el canario, se topó con el ayer excelente guardameta del conjunto gerundense.
Pese a registrar la peor entrada de su corta historia, la Real volvió a sentir el aliento de su afición, pese a que la grada de animación, en señal de protesta por los horarios de La Liga, no comenzó a animar hasta el minuto 12. La afición se volvió a entregar a la causa, como siempre, pero tampoco esta vez valió para que los tres puntos se quedaran en casa. Achuchó a los suyos y dedicó música de viento tanto a los visitantes, por sus pérdidas de tiempo, como al colegiado González Fuertes por una serie de acciones muy poco entendibles. Pero nada sirvió para ver la primera victoria de su equipo en el remozado Anoeta.
Habrá que esperar al siguiente compromiso liguero de los txuri urdin ante sus aficionados. Un duelo que tampoco es que invite al optimismo dado el estado de forma en el que se encuentra el Sevilla de Pablo Machín pese a la derrota sufrida en el Camp Nou. Ese día, un domingo a las 18.30 horas -por fin un horario normal-, la Real seguirá contando con el apoyo de su parroquia. El objetivo no será otro que estrenar su casillero de victorias. Un triunfo, por otra parte, que comienza a ser más que necesario para evitar que la ansiedad empiece a hacer mella en el ánimo de unos jugadores que no terminan de ofrecer su mejor versión ante sus más fieles
La Real, por primera vez en Anoeta, dejó su puerta a cero, pero no valió para ganar