Sin rastro de la Real ni de Eusebio
El equipo txuri urdin no se encuentra con balón, al que renuncia sorprendentemente el conjunto del pucelano
Siete meses y cinco días antes de subir las escaleras por las que ayer tuvo la primera visión del nuevo Anoeta, Eusebio Sacristán abandonaba solo y empapado por la lluvia el escenario en el que un día fue feliz. El 18 de marzo de 2017, horas después de aquella derrota contra el Getafe por 1-2, el pucelano dejaba de ser entrenador de la Real. Víctima, en gran parte, de su empecinamiento en jugar de una manera en la que su equipo ya no funcionaba: en sus últimos días como técnico blanquiazul, sus hombres abusaban del balón de manera estéril, sin hacer daño a su rival.
Ahora la Real es otra. Ya no queda rastro de su propuesta, pero también apareció otro Eusebio, con un Girona muy distinto a aquel conjunto de azul y blanco que se hundía de forma irremisible, rehén de su estilo. Quizá la mala experiencia de sus últimos meses en Donostia le haya llevado a flexibilizar su ideario, pero el caso es que la propuesta que ayer puso sobre la mesa su Girona era casi impensable en su Real de hace siete meses.
El balón estuvo más tiempo en los pies de los jugadores blanquiazules que en botas visitantes. Salvo ante los grandes, era raro meses atrás ver al conjunto txuri urdin quedarse en el 45% de posesión que firmó el conjunto gerundense ayer en Anoeta.
Se habría hecho muy extraño también ver al conjunto guipuzcoano salir allá por el mes de enero o febrero con la cautela con la que saltó al campo el Girona, dando casi por bueno el punto federativo.
Quienes mejor le conocen, sus exjugadores, quizá no se encontraron lo que esperaban, aunque ya estaban sobre aviso de la metamorfosis experimentada por el lasecano, ya que ahora dibuja un 3-5-2 sobre el terreno de juego, alejado del 4-3-3.
El caso es que quien presentó ese esquema fue la Real de Garitano y quien terminó por tener el balón fue el equipo del técnico al que se la “refanfinfla” la posesión. Y preci- samente cuando tiene el cuero es cuando se le ven las carencias al proyecto que está construyendo el técnico guipuzcoano. Como suce- diera contra el Rayo, el conjunto txuri urdin no fue capaz de encon- trar el camino hacia la portería ri- val, no pudo hacer daño a un Giro- na que parecía dirigido por el de Bergara y a una Real que con balón pareció la de los últimos días de Eu- sebio