GRIEZMANN YA TIENE HEREDEROS
Cuatro años después de su salida de la Real, el francés puede convertirse en el primer Balón de Oro criado en Zubieta La plantilla se ha regenerado desde su marcha con la llegada de otros ocho canteranos de nivel
France Football otorgará en enero un nuevo Balón de Oro al mejor jugador del mundo, según su criterio, de 2018. Por primera vez en la historia, un jugador criado en la cantera de la Real, Antoine Griezmann (Macon, Francia, 1991), puede ganar el galardón más prestigioso del mundo del fútbol a título individual. Su condición de francés -el premio se entrega en el país vecino- y su doble éxito en la Copa del Mundo de Rusia y en la Europa League, siendo actor fundamental de ambos triunfos, le confieren más posibilidades que en otras ediciones, frente a los clásicos Cristiano, Messi o el multigalardonado, este año, Modric. Un posible éxito de Griezmann en el Balón de Oro sería un reconocimiento al trabajo diario en Zubieta, de donde salió Antoine en 2014 hacia el Atlético de Madrid. Un vivero que, como siempre ocurrió en la Real, ha logrado regenerar la primera plantilla blanquiazul, aunque sea casi imposible cubrir el hueco que dejó con su salida el crack galo.
El hecho de que Griezmann, en estos cuatro años, haya alcanzado cotas impensables cuando debutó en 2009 como txuri urdin, con sólo 18 años, como proclamarse campeón del mundo o de la Europa League demuestra, por un lado, que la Real perdió un futbolista de talla mundial y, por otro, la capacidad que tiene Zubieta para seguir fabricando futbolistas de primer nivel mundial. Griezmann marcó 53 goles en los 202 partidos que jugó como txuri urdin pero, más allá de los números, fue el emblema del resurgir del club blanquiazul, la bandera del ascenso a Primera y la consiguiente evolución de una generación que, en cuatro años, terminó jugando la Champions (13/14). A la conclusión de aquella campaña, cinco años después de su aparición de la mano de Martín Lasarte, el francés entendió que su ciclo en la Real había concluido y, a los 23 años, fichó por el Atlético de Madrid. Cuatro años después, es una figura mundial.
La Real ha experimentado en este periodo sin Griezmann (20142018) una metamorfosis aún más radical que la que ha podido protagonizar el juego del francés. Teniendo en cuenta que en la última campaña del galo en Donostia Illarramendi estaba en el Madrid, sólo quedan en el plantel tres jugadores de los que compartieron vestuario con el ahora atlético por última vez: Zaldua, Pardo y Zurutuza. Se marchó su gran amigo Carlos Vela, como antes se había ido en busca de otras ambiciones Claudio Bravo y después Iñigo Martínez. La ley de vida despidió a Xabi Prieto o a De la Bella y la mala suerte a Agirretxe, y en el camino se fueron los Chory Castro, Estrada, Markel Bergara, Mikel González o Elustondo. Zubieta, como en su día estuvo ahí para sugerir que en sus entrañas había una figura mundial, ha sabido regenerar una plantilla que, cuatro años después, nada tiene que ver con la que dejó Antoine.
En estos cuatro años, ocho han sido los canteranos que, junto a los refuerzos que han ido llegando, han regenerado el grupo humano que dejó Griezmann. Aritz, Gorosabel, Kevin, Zubeldia, Merquelanz, Sangalli, Oyarzabal y Bautista, más el regreso de Illarramendi, se han unido a los Zurutuza, Pardo y Zaldua -los que estaban con Antoinepara formar parte el corazón del equipo, la representación de Zubieta en el plantel. Son, de alguna manera, los herederos de Griezmann. Los que mañana, en el Metropolitano, le querrán demostrar al posible futuro Balón de Oro que ellos también tienen nivel para intentar llevar a la Real a lo más alto