Maquinaria engrasada
Eran muy pocos los que pensaban que Antoine Griezmann, cuando debutó con la Real aquel 6 de septiembre de 2009 ante Las Palmas de la mano de Martín Lasarte, iba a desarrollar una carrera como la que está protagonizando. De hecho, no eran muchos los que pensaban en él como un referente de la entidad blanquiazul. Pero solo nueve años después, el de Macon está en la antesala de hacerse con el Balón de Oro. Una proeza que tendría una mayor relevancia, si cabe, teniendo en cuenta que comparte cartel futbolístico con Messi y con Cristiano Ronaldo . La irrupción de Antoine en la Real supuso un soplo de aire fresco. Con su desparpajo y con esa inolvidable sonrisa de niño, trajo la alegría a una institución que vivía años muy complicados tras el descenso. Han pasado nueve años desde entonces y la vida, por lo menos en Zubieta, sigue igual. La fábrica txuri urdin continúa sacando productos, quizá no de la relevancia del internacional francés, pero lo suficientemente importantes como para asegurar el futuro de la entidad, y para levantar, como no, el interés de clubs de renombre del panorama futbolístico. El primer plantel txuri urdin sigue estando formado en su mayoría por jugadores criados en casa. Ahí están los nombres de Illarramendi, Zurutuza, Oyarzabal, Zubeldia, Bautista, Aritz y compañía, que, de alguna manera, han tomado el testigo de un futbolista único, que, nadie lo olvide, se formó en Zubieta, por mucho que los más listos del lugar se empeñen en decir que el único mentor del de Macon es Simeone