Niños objetos
Noticias virales sin ningún rigor periodístico están intoxicando los informativos
Las noticias sin ningún rigor periodístico, elegidas solo por su supuesta viralidad en las redes sociales, y que utilizan a los menores de edad como objetos de adorno se están poniendo de moda. Ayer, los espacios deportivos se hacían eco de un presunto caso viral que salió a la luz a partir del momento que los Phoenix Suns, el equipo de la NBA, se hizo eco de ella.
Los padres de un niño de seis años de Tucson le organizaron una fiesta de cumpleaños a su hijo y no se presentó ninguno de los 32 amiguitos de clase a los que habían invitado. Los peculiares progenitores (que, al parecer, no debían haber pedido la confirmación de asistencia) lejos de preocuparse por la situación optaron por colgar una foto lamentable en las redes sociales con su hijo más solo que la una y triste, sentado en una mesa enorme y vacía rodeado de platos y pizza sin comer. A pesar de que hay que ser muy imbécil para exponer a tu hijo a unas circunstancias tan desagradables, y muy desalmado (o muy mentiroso) para hacerle fotos cuando se siente rechazado, resulta que al final, mira por donde, les compensaron. La franquicia de los Phoenix Suns se ve que se percató de lo sucedido e invitó al niño a celebrar su cumpleaños con ellos, siendo atendido por los jugadores del equipo, recibiendo regalos y sentándose a primera fila para ver el partido, siempre delante de las cámaras. Un niño objeto, utilizado como operación de marketing de la franquicia de baloncesto. En Estados Unidos cada vez hay más que lo hacen, en una época donde todo lo emocional es viral y bien valorado. Los medios sensacionalistas van a remolque de la penosa historia con música triste y sin contrastar nada, por dudoso que sea. Más allá de la basura informativa, es la enésima noticia de deportes en la que se transmiten unos valores educativo s extraños, en los que se solucionan los problemas de los niños compensándolescon visitas a deportista s de élite. Y los presentadores diciendo“oh, qué gesto tan bonito y qué final tan feliz” ante acontecimientos dudosos, sin contrastar y usando a los críos como títeres para compensar las frustraciones y las ansias de protagonismo de sus padres y la avidez de carnaza melodramática de los medios