ASOMA EL INVIERNO EN LA REAL
Una inoperante escuadra txuri urdin cae contra un Atlético muy superior que no fuerza para imponerse en el Wanda El 1-0 en la última jugada del primer tiempo, producto de una cadena de errores, aniquila a los de Garitano
Las temperaturas se desplomaron en unas horas y se estrenó el balón amarillo de alta visibilidad. Todavía en otoño, llegó el invierno y se espera que sea muy largo en la Real. La escuadra txuri urdin ni puntuó ni compitió en el Wanda Metropolitano. Llevó a cabo su ritual de lo habitual en la cancha atlética, antes el Calderón y ahora esta vanguardista mole de hormigón en medio de la nada en el norte de Madrid, con una puesta en escena muy frustrante que viene a engordar las dudas que ofrece el equipo ya desde la pretemporada. Lo preocupante quizá no es perder ante este Atlético multimillonario que se ha gastado un pastizal en reforzarse y mantener a un Griezmann que se embolsa más de 20 millones de euros anuales. Es más alarmante no ganar al Rayo o al Girona en casa, no ser mejores que ellos, no tener juego con balón, ni ideas. Pero también plantar tan poca cara por mucho Atlético y mucho Simeone que estén enfrente. Cierra la puerta, que ya hace frío.
El detonante de la derrota fue una sucesión de errores que desencadenó en el primer gol del Atlético en la última jugada del primer tiempo, obra de Godín. Un sorbito de cicuta. Pero no hay que engañarse. Tampoco la Real había sido gran cosa hasta ese momento. Un equipo pertrechado atrás, sin posibilidad de estirarse, a merced de la inspiración del enemigo. Un modesto jugando a ser un modesto. Y ese tanto liquidó al equipo con 45 minutos por jugarse. El segundo tiempo fue a título de inventario, a mayor lucimiento local, para su reconciliación con la parroquia tras el 4-0 del Dortmund.
El zorro devorado
Para este viaje no necesitábamos las alforjas de la picardía. Garitano pecó de intentar ser zorro la víspera, escondiendo la convocatoria hasta el día de partido -estaban Oyarzabal y Bautista en duda por problemas y de hecho no viajaron- y dando a entender que Willian José no iba a jugar y que Januzaj estaba descartado. Pero resultó que el delantero que no podía chutar el viernes, era titular el sábado. Y realmente no podía ni chutar ni correr ni sujetar el balón. Y en 24 horas, Januzaj tuvo una recuperación tan milagrosa como para disputar sus primeros minutos. En este proceso a Simeone probablemente no le subió una sola pulsación. Cuesta creer que le descolocaran la ausencia de Oyarzabal y la titularidad de Willian. Cuando las mentiras piadosas no obtienen frutos, resultan absurdas. Y cuando al resultadista le falla el resultado se queda sin nada.
La Real aguantó en pie durante toda la primera parte hasta esa última jugada, en la que se acumularon todos los errores defensivos que no había tenido hasta ese momento. Defendía muy bajo y luego no tenía opciones de salir a la contra porque no tenía un solo jugador con velocidad del centro del campo hacia adelante. Esta circunstancia también le asfixiaba un tanto en la salida del balón cuando más presionaban los colchoneros porque, sin el enfermo Oyarzabal, nadie tiraba desmarques al espacio.
Hubo momentos de intenso
Willian no podía chutar el viernes y fue titular el sábado: ridículo juego al despiste
acoso del Atlético, que encontraba en la incorporación de los laterales no tapadas por los interiores realistas la manera de acercarse al área guipuzcoana con cierta comodidad; pero sólo un susto de verdad: el disparo de medio chilena de Griezmann tras una dejada de Correa que se fue alto.
La tuvo Pardo
De hecho, antes del gol de Godín, la ocasión más nítida fue de la Real, en su casi única aventura ofensiva. Kevin condujo, se apoyó en Zurutuza y cuando todos esperaban el centro, sirvió sutilmente hacia atrás, donde de nuevo Zuru se la acomodó a Pardo. No terminó de gozar el riojano el disparo, pero en todo caso el balón le susurró al oído a la escuadra antes de estrellarse en el poste que sujeta la red. Cinco minutos después, de nuevo Kevin barrenó y otra vez Pardo probó fortuna desde lejos, pero sin provocar infartos esta vez.
La Real, aunque defendiendo en el último tercio del campo, se estaba encontrando cómoda, sin sufrir en exceso los embates locales hasta esa fatídica acción postrera de la primera mitad, una infame concatenación de fallos. Zubeldia la perdió, hizo una falta que supuso la tarjeta y luego despejó de horror cediendo un saque de banda. Kevin arriesgó al intentar arrebatar el cuero a Correa, que se le fue y facturó un puntapié que parecía inofensivo. Lo convirtió en letal Navas, que ni despejó ni controló, la dejó muerta para que Godín ajusticiara cayéndose. Ni sacaron de centro. Los realistas se fueron al intermedio con el puñal clavado en la espalda y una herida sangrante.
En la segunda parte, no pasó mucha cosa porque la Real sólo compareció al inicio. Sangalli centró su posición y por lo menos hallaron a alguien al que darle la pelota y el canterano bastante hi- zo forzando una falta en el balcón del área, que Pardo chutó de horror, intentando marcar a lo Messi, por debajo de la barrera.
El encuentro, no obstante, se acabó con media hora por jugarse, con el tradicional gol de Filipe Luis a la Real, su víctima favorita. Kevin perdió el balón lastimosamente cuando intentaba sacarlo jugando y el Atlético lo basculó hasta encontrar al lateral brasileño, que le marcó su tradicional gol a la Real, recortando con la izquierda y anotando con la diestra al segundo palo.
Moyá evitó que la derrota fuera aún más dolorosa. Ni la entrada de Januzaj cambió el escenario.
Ahora toca Copa. Qué poca pinta de que vuelva el calorcito
La Real no tiene jugadores a los que recurrir; faltan referencias, no están los cracks