Convencer a los jugadores

Sólo él sabrá si detrás del mensaje que quiso transmitir al ser sustituido con su lenguaje corporal hay algo más que el enfado de un deportista que ve cómo todo le sale mal o si en su interior han renacido las dudas que le generaba el estilo de Garitano en verano. Sólo el propio Willian José sabe cómo está físicamente, hasta qué punto le sigue limitando la lesión que sufrió en Eibar. Pero lo que percibe el común de los mortales es que sea porque el planteamiento de la nueva Real no le convence ni le favorece, sea porque no está curado o porque simplemente no está en su plenitud física, el ariete brasileño no está al nivel que ha ofrecido desde que aterrizara en Donostia. En realidad, la mejor noticia para todos sería que los motivos por los que echamos en falta al mejor Willian José fuesen el segundo o el tercero. Porque, si no está porque este fútbol no le convence a la principal estrella del equipo, el problema es de calado. La idea que propone Garitano es diferente a lo que hemos visto en los últimos tiempos, pero no tanto a lo que tradicionalmente ha sido la Real. Incluso puede ser la del de Bergara una fórmula que, bien ejecutada, permita sacar el máximo partido a una plantilla de un equipo de clase media-alta. Pero de nada sirve un plan si no logras convencer a los futbolistas. El entrenador realista lleva más de tres meses con ellos y sus jugadores siguen enviando mensajes de que no están cómodos en esta nueva Real. Los gestos de Willian en Madrid son el último indicativo. A Garitano le urge convencer a los suyos. Ya es otoño y el tiempo apremia