LA FLOR DE SOLARI
Un gol en propia puerta de Kiko Olivas a centro de Vinicius en el 83’ abrió el camino del triunfo del Madrid Ramos, de penalti, cerró la victoria blanca ante un Valladolid que estrelló dos balones en el larguero
La flor que no heredó Lopetegui de Zidane parece que sí la tiene Solari y se vio claramente ante el Real Valladolid. Los blancos ganaron a los pucelanos con un tanto en propia puerta de Kiko Olivas en el minuto 83 significó el inicio de la victoria de un Real Madrid que vio como el Valladolid había estrellado dos balones en el poste minutos antes. Un triunfo que alivia un poco la crisis blanca, pero sólo eso, porque este Real Madrid está muy pero que muy lejos de decir adiós a su mal momento.
Y es que este equipo, a pesar de los triunfos ante Melilla y Valladolid, está cogido con alfileres. De momento, eso sí, Solari ha ganado tiempo para asegurar su candidatura a ser el técnico blanco hasta final de temporada. Algo que parecía muy difícil hasta ese minuto 83, con el tanto de Vinicius que le dio aire a un Madrid que, hasta ese momento, estaba más cerca del infierno que del cielo. Sí, porque antes de ese momento, se había mostrado como un equipo débil, lento, sin gol y al que le hacen ocasiones con una facilidad pasmosa. En resumen, el mismo equipo que era cuando Lopetegui estaba en el banquillo. Ahora está Solari, pero la historia es el mismo, con el agravante que la afición blanca ya no está para muchas más historias y abronca a los suyos a las primeras de cambio. Eso es lo que pasó en el Bernabéu ante un Valladolid bien plantado, con las ideas muy claras, todo lo contrario que el Madrid. El Real, eso sí, salió con ganas y Benzema lo intentó en un par de ocasiones, pero el equipo castellano no sólo no se descompuso, si no que maniató a los blancos y comenzó a aparecer por la meta de Courtois para crear un par de ocasiones claras que provocaron la bronca del Bernabéu. Una banda sonora, la de los pitos que acompañó a los de Solari hasta el descanso y cuando regresaron del vestuario.
La segunda mitad transcurrió con el mismo panorama que la primera. El Madrid quería, pero no podía y el Real Valladolid mostró que no quería irse del Bernabéu con un empate. Estuvieron los de Sergio muy cerca del gol al enviar dos balones al larguero que provocaron que el enfado de la grada blanca aumentara.
Solari, desde el banquillo, apostó primero por Isco y después por Lucas Vázquez para darle la vuelta a un partido en el que no estaba Bale, despedido con pitos cuando fue sustituido.
Vinicius, talismán
El partido estaba más cerca de un empate o una victoria blanca y Solari decidió dar entrada a Vinicius que entró en el minuto 73 de partido. Era la última bala de Lopetegui para encontrar el milagro y le funcionó, Un centro del brasileño dio en Kiko Olivas y acabó entrando en la portería de un sorprendido Masip. La fiesta blanca la redondeó Sergio Ramos –pitado por el público– al transformar en penalti que Calero había cometido sobre Benzema. Era el 2-0 en el minuto 88 que sellaba una victoria afortunada y agónica del Real Madrid
La afición blanca abroncó a los suyos durante buena parte del encuentro