El enigma Willian José

El primer tercio de temporada se le ha atragantado, hasta la fecha, a

Willian José. Los buenos augurios aparejados a su debut goleador en El Madrigal en la primera jornada se han aguado a medida que ha avanzado el campeonato, en especial a raíz de la lesión en Ipurua. La valoración de su rendimiento, además, queda condicionada por el rechazo inicial que expresó, todavía en verano, a la forma de jugar que proponía Asier Garitano, ya que a estas alturas sigue sin estar claro si la ha aceptado o no le ha quedado más remedio que tragar con ella. Dos son los factores que terminan por añadir desconcierto en el caso del ariete de Porto Calvo. Por un lado, el hecho de que el propio entrenador dijera que estaba jugando sin poder chutar. Y por otro, las zonas que ocupa el goleador en el terreno de juego durante los partidos, constituido en muchas ocasiones en un media punta clásico o en un extremo, si no en un medio centro. Habita poco el área un futbolista de por sí tendente a bajar a recibir porque es en contacto con el balón como es feliz. Sea como fuere, Willian José llega al parón liguero con los peores números en un inicio de Liga desde que fichó por la Real, lo que termina por confeccionar un cocktail cualquier cosa menos tranquilizador. El equipo necesita no sólo los goles del ariete brasileño, sino esa versión dominadora de los partidos que tantas veces hemos visto en los 84 encuentros que ha disputado como txuri urdin. Tiene ahora dos semanas para poner cuerpo y mente en orden y tratar de elevar el vuelo en lo que queda de 2018