El árbitro y el VAR se la dan con queso al Atlético
Dejaron a Morata sin venganza y Courtois tuvo que soportar una lluvia de ratas de peluche por su ‘traición'
El reencuentro de Thibaut Courtois con su exafición fue de todo menos agradable para el meta merengue. La pasional afición del Atlético no perdonó su ‘traición’ y cuando el belga, que sufrió pitadas constantes, se acercó a su portería antes de iniciarse el derbi cayó sobre él una lluvia de ratas de peluche desde la grada del Fondo Sur, en la que lucía una pancarta de inequívoco mensaje: “Thibu (Courtois), rata”.
Además, la placa que Courtois tiene en el Paseo de las Leyendas, situado en el acceso principal al Wanda Metropolitano, amaneció cubierta de escupitajos, latas de cerveza y roedores de trapo en señal de desprecio. También apareció en la misma una cruz de color rojo, emulando que se tacha su recuerdo.
Aunque la auténtica cruz del derbi no fueron otros que el colegiado de la contienda, el catalán Estrada Fernández, y el árbitro del VAR, el valenciano, Martínez Munuera, que se la dieron con queso al Atleti. Ambos desataron la indignación en el Wanda con una serie de decisiones que condicionaron el resultado.
Sergio Ramos no arriesga
El VAR decretó un polémico penalti de Giménez a Vinicius que transformó Ramos, que no se la jugó esta vez con un lanzamiento a lo Panenka. El capitán merengue debió pensar
Gareth Bale marcó el tercer tanto del Real Madrid en el derbi del Wanda Metropolitano, su tanto cien como madridista, y lo celebró con un corte de mangas a la afición colchonera Se desquitó de su suplencia y su poco protagonismo en los derbis ante el Atlético, equipo al que había marcado un solo tanto en 18 enfrentamientos. Saltó al césped a los 57 minutos y firmó el tercer tanto en el 74’ con un zurdazo cruzado, inalcanzable para Jan Oblak, tras una bonita carrera aprovechando los espacios.
En su celebración, mientras llegaban sus compañeros a abrazarle, hizo unos gestos a la grada del Wanda para escucharla y soltó un corte de mangas. Bale solo había marcado un tanto al Atlético, en la prórroga de la final de la Liga de Campeones en Lisboa. Es el rival ante el que más partidos ha disputado en su carrera, un total de 19 de los que solo había ganado tres, por nueve empates y seis derrotas.
En el Metropolitano recuperó el protagonismo perdido ante la irrupción de Vinicius Junior. Alcanzó el centenar de goles con el Real Madrid en 217 partidos disputados en un derbi en el que el galés no participó de la fiesta de sus compañeros en el mismo césped nada más acabar el derbi que los ánimos ya estaban suficientemente caldeados y que no era necesario elevar más la temperatura.
Muchos ojos también estaban puestos en Álvaro Morata, pero el colegiado y el VAR le dejaron sin una dulce venganza, como la que ya protagonizó en su día en una eliminatoria de Champions ante el Madrid vistiendo la elástica de la Juventus. Al exmerengue le anularon un golazo de vaselina, que había celebrado con rabia, por un dudoso fuera de juego y, poco después, fue objeto de un penalti por parte de Casemiro que también quedó en nada.
Bale, de nuevo sustituto de Vinicius, firmó su gol 100 con la camiseta merengue, aunque dio la nota dedicando a la afición local un corte de mangas que debió ser sancionado.
Ramos no se la jugó esta vez a lo Panenka al lanzar un polémico penalti sobre Vinicius
Marcelo, de nuevo suplente de lujo, deberá sudar mucho para sentar a Reguilón
El galés falló otra clara oportunidad en un centro medido de Benzema.
Solari sale fortalecido
Marcelo, otro suplente de lujo que anda ’mosca’, deberá sudar mucho para sentar a Reguilón. Solari, que apostó de nuevo por la titularidad del canterano, ha dejado al lateral brasileño sin jugar un triste minuto en cuatro de los últimos cinco duelos de Liga (Betis, Sevilla, Alavés y Atleti). En esta serie, Marcelo sólo disputó los 14 minutos finales ante el Espanyol en Cornellà. El Real ya es segundo tras adelantar a los colchoneros en la tabla. Se acostó a cinco puntos del Barça antes de visitar al Ajax en Champions. Febrero no está siendo tan ‘infernal’ para un Solari cada vez más fortalecido