El ‘Estu', un convidado de piedra
tener que hacer nada especial. A los blancos les bastó con ser ellos mismos, dinámicos en ataque y dominadores en el rebote, para dejar atrás a un ‘Estu’ que solo resistió mientras le entraron los tiros en el primer cuarto. Ni siquiera el recuerdo de su inesperada victoria sobre el eterno rival en la fase regular de la Liga Endesa (93-88) sirvió de estímulo a un equipo que casi siempre pareció encontrarse fuera de sitio.
El Real Madrid anotó 11 de sus primeros doce tiros liderado por los argentinos Campazzo y Deck, seguramente contagiados por la exhibición previa de su compatriota Nico Laprovittola en el Baskonia-Joventut. El Estudiantes logró frenar la escapada blanca con algunos fogonazos de acierto ofensivo y al final del primer cuarto se llegó con un espectacular 29-27.
Ahí se acabó el partido, pues a partir de ese momento la segunda unidad colegial no pudo plantar cara a un rival con muchos más recursos en el banquillo. Entre Rudy y Taylor firmaron un parcial de 17-5 que acabó con la ya escasa confianza de los colegiales. El 50-34 del descanso era una brecha demasiado grande para un equipo muy inferior en el rebote (48-27 al final) y demasiado dependiente de los puntos de unos Gentile y Brizuela que ayer aparecieron en pequeñas dosis.
Ante las grandes diferencias
que marcaron los dos últimos cuartos, Pablo Laso pudo regular los esfuerzos de sus jugadores y dar seguramente más minutos de los previstos a Sergio Llull, que reaparecía tras varias semanas de baja. El base balear, al que se le notó mucho la inactividad, acabó con solo 5 puntos después de un inusual 2/9 en tiros de campo tras casi 16 minutos en pista.
Pero no importó en absoluto pues el Estudiantes había desaparecido de escena después del primer cuarto. Si en esos primeros diez minutos el equipo colegial había conseguido 27 puntos, en los siguientes treinta no pudo anotar más de 36, un ridículo promedio de 12 por cuarto