El derbi obliga a revisar el método
l derbi, para bien y para mal, tiene la virtud o el defecto, de amplificar todo lo que ocurre en los más de 90 minutos que dura un AthleticReal. Un buen resultado, como el año pasado, genera un estado de euforia que puede no llevarte demasiado lejos si, como hace un año, detrás del mismo no hay una estructura futbolística consolidada. Un resultado malo, sobre todo si llega como le ocurrió a la Real, siendo devorada, provoca que todo el contenido futbolístico de un equipo pase a estar bajo sospecha, que se pase a revisar todo el encefalograma del derrotado. Y es que, a estas alturas, lo único que se puede analizar es si el método elegido para llegar al éxito es el adecuado. Porque es muy pronto para nada más, y cuatro puntos en tres partidos, habiendo pasado por Mestalla y San Mamés, no es un mal bagaje. Imanol está contento porque ve que su equipo sabe a lo que juega pero en Bilbao eso no fue suficiente, por lo que se trata de elevar el punto de eficacia, de competitividad. Jugar como quiere hacerlo la Real es muy, muy difícil, ya que exige una precisión y un nivel técnico que la plantilla no tiene. Además, como admitió Dani García tras el partido, existe el riesgo de que sea vea como una propuesta muy fácil de desactivar a través de una buena presión. No todos los rivales aprietan como el Athletic, claro, pero eso no quita para que la Real, si quiere seguir jugando de esa manera, necesite, a su vez, crecer en aspectos como la intensidad, la verticalidad y la velocidad y la lectura de los momentos para no ir perdiendo 2-0 y arruinar un derbi a los 28 minutos ●