Una final para la memoria
Nadal (33 años) ya tiene a tiro a Federer (38) por una simple cuestión de edad. Por esas cosas de la rivalidad y por haber competido en la misma época, se ha creado la expectativa entre ellos y Djokovic (32) para dilucidar quién es el el mejor tenista del mundo teniendo como partida los triunfos de cada uno en los ‘majors'. Es una manera de contabilizarlo, como otras, porque el deporte necesita distinguir a un número uno que perdure en el tiempo. Si esto va de ‘slams' la racha de ‘Big Three' ha sido exclusiva en los últimos dos años de Nadal (5), Djokovic (4) y Federer (3). Los tres buscan el trono del mejor de la historia y el manacorí no lo disimuló en la celebración de Flushing Meadows. Roger con 20, Rafa con 19 y Novak con 16, están en la pelea pero la derrota del suizo en Wimbledon ante el serbio perdiendo la final en el quinto set con 40 a 15 y saque con 8-7 anuncia un duelo a dos. Aunque hay que contar con el factor físico y la sorpresa, para el próximo año Rafa parece tener prevista la gesta: no tiene rival en Roland Garros y es favorito en el US Open, mientras Novak lo es en Australia y Wimbledon. Conjeturas al fin.
A MEDVEDEV (23) HAY QUE AGRADECERLE que destapara lo mejor que Nadal atesora: espíritu irreductible de lucha y capacidad de sufrimiento. No fue la mejor final del balear, ni tuvo los mejores registros, pero el duelo ha dejado una final épica de la que se hablará mucho tiempo por su vértigo y el torbellino de emociones desde el tercer set. El poderío del ruso en los saques y los riesgos que asumió en la red pusieron a prueba a un Nadal que, cansado y a veces perdido, sacó su versión más guerrera en los partidos más dramáticos. El jugador ruso salió de la sombra de una gira americana con cinco finales y el triunfo en Cincinnati imponiéndose a Novak. Nadal se sobrepuso a los pronósticos que le daban favorito y va a por el número uno, pero por encima de todo, volvió a dar una lección de actiud y corrección dentro y fuera de la pista ●