El último reto de Aperribay
l sábado podremos ver por primera vez en más de 25 años un partido de fútbol en un campo de fútbol. Cuando lo normal se convierte en excepcional significa que algo se ha hecho muy mal por el camino. A destiempo, pero la afrenta de enviar a jugar en un estadio de atletismo a un club de fútbol se ha subsanado y está a punto de ver la luz el que será para siempre el gran legado del mandato de Jokin Aperribay. Quitarle las pistas a Anoeta fue su obsesión desde que se lo cantó a coro la afición realista en la celebración del ascenso y, fruto de su obstinación ante las decenas de piedras en el camino que se ha topado este proyecto, llega un día que para muchos era una quimera. Pero el empresario de Deba nunca ha visto el campo como un fin, sino como un medio para conseguir un objetivo mucho más ambicioso: ubicar a la Real en la nobleza europea de cara a poder participar en la categoría más alta posible de una hipotética liga continental que devaluaría los torneos domésticos. Ese escenario garrafal para los equipos pequeños parece no estar tan lejano en el tiempo y escuchando a algunos gerifaltes de la ECA, 2024 puede ser una fecha clave para ello. La UEFA publicó ayer la clasificación de clubs por coeficiente y la Real aparece en el puesto 77 como consecuencia de que sólo ha estado un año en Europa de los últimos cinco. Deberá multiplicar por tres dicha presencia hasta 2024 para estar en buena posición. Será el último reto de Jokin Aperribay. Y requerirá de que Anoeta sea desde este fin de semana un calvario para los rivales ●