Un verano de gresca

Pero el surcoreano, que el asturiano quería que saliera cedido, ha sido sólo uno de los muchos nombres que los han separado este verano. Las discrepancias tocaron techo con Rafinha, con el que el club pactó su llegada traspasado y cedido y que finalmente Lim vetó. Que Marcelino dijera públicamente que el propietario había aceptado en la reunión que tuvieron en julio en Singapur su llegada a préstamo y que luego cambio de opinión señaló al dueño públicamente.

No obstante, las desavenencias fueron muchas, la última la de Rodrigo, cuyo frustrado traspaso pactó Lim con el Atlético cuando el entrenador ya daba por hecho que se quedaba. Esas diferencias de opiniones provocaron una primera gran crisis a mitad de agosto. Tras otra llamada a capítulo a Singapur, Murthy llegó con la salida de Alemany casi cerrada pero la presión popular y el amago de Marcelino de irse, recondujeron las posturas. Aunque ambas partes sabían que la confianza se había resentido.

El cierre del mercado sin que el Atlético hubiera encontrado la liquidez para fichar a Rodrigo y el inicio de la temporada parecían haber llevado la situación a una calma tensa. Los resultados decidirían el futuro inmediato del entrenador asturiano aunque ya se daba por hecho que no habrá propuesta de renovación ni para él ni para Alemany. Pero Lim decidió que fuera mucho antes. Para algo se compró un club.

Dardo de Parejo al club

A la espera de ver lo que sucederá en los próximos días, Marcelino no dijo ni una palabra públicamente. Fue a Paterna a despedirse de los jugadores pero no habló. Sí que lo hizo mediante un mensaje el capitán Dani Parejo, que como el resto de pesos pesados del club ya se posicionó del lado del técnico y de Alemany. El capitán fue más claro que entonces y le auguró éxitos “allá donde vayas y te dejen trabajar”. Agredeciéndole “por hacer al club más grande y a mí mejor futbolista” ●