Once puntos abajo
➔ Parecía difícil que se pudiera superar en dramatismo la semifinal de Saitama en 2006 contra Argentina pero la verdad es que había margen para ello. La de Wukesong multiplicó la emoción a cotas impensables, dejando al final un sabor de boca espléndido para la selección, que tiró de oficio y resiliencia para imponerse tras dos prórrogas.
El mejor Marc Gasol del campeonato, que anotó 22 de sus 33 puntos entre el último cuarto y las prórrogas, y los triples ganadores de Llull propulsaron al equipo en el momento decisivo, acabando con las esperanzas de una Australia que mostró sed de venganza.
España empezó con acierto y confiando mucho en los tiros librados. Cinco de los primeros ocho fueron triples y anotaron Ricky y Juancho (2) para dar la delantera al equipo con rentas de cinco (11-6). Australia vivió también de algunas suspensiones, de Dellavedova, Mills o Goulding, buscando equilibrio con quintetos más altos o bajos. España, que no acababa de poner en marcha su maquinaria defensiva, no supo explotar las situaciones de ventaja cerca el aro, sobre todo de Claver, y al final del primer cuarto se llegó con ventaja de la Selección por uno (22-21) tras un triple frontal sobre la bocina de Llull.
Sin arreglar del todo esos problemas defensivos, España se pasó sin anotar cuatro minutos. A Australia también le costó pero en cuanto Mills empezó a ver opciones, la recuperación de su equipo fue efectiva. Un triple de Landale y una bandeja de Kay pusieron una máxima renta de 24-32 para los
El inicio del tercer cuarto manifestó aún más la falta de dinamismo en ataque. Un triple solitario de Marc dejó las cosas más o menos como estaban hasta que Mills empezó a hacer más daño con sus tiros o forzando personales. Eso y el control del rebote incluso ofensivo dio a los australianos nuevamente otra máxima renta (39-50, minuto 26) en medio del desconcierto de una España que no encontraba ni acierto ni soluciones.
Un triple de Llull tras dos rebotes ofensivos y la astucia de Ricky en las jugadas finales evitaron que el choque se rompiera al final del tercer cuarto, al que se llegó con un 51-55 que no hacía perder las esperanzas. Si jugando así sólo se perdía de cuatro, todo era posible.
Dos errores de bulto en defensa, que dejaron solos bajo el aro a Bo