Vendaval rojo y Messi sonríe
La voracidad española se zampó a la débil Malta como estaba escrito. Partido para desatar la pasión gaditana y no perder de vista el marcador. Fueron siete goles pero por ocasiones se pudieron alcanzar los 12 que recibió el padre del portero maltés Bonello en 1983. La bulliciosa grada pedía y pedía y rugía como un circo romano. Son partidos tan desiguales que apenas ofrecen conclusiones, no hay rival y llenan un calendario apretado para los jugadores. Tampoco estos duelos aportan mucho al seleccionador para tomar decisiones. Sirvió para certificar el primer partido como titular de Pau López y los debuts con gol de Dani Olmo y Pau Torres, para que Morata siga con su racha (7 goles en los últimos 7 partidos, 6 con el Atlético), para que Cazorla tocara el cielo y para ver la confirmación de Sarabia. Asegurado el liderato del grupo, falta por ver si es cabeza de serie en el sorteo de Bucarest del día 30. España tiene futuro pero no se contempla entre las favoritas a la vista de duelos más nivelados. Francia, Alemania y Holanda salen como favoritas, pero tampoco es malo ir de tapadillo.
ARGENTINA GANÓ A BRASIL CON UN GOL de Messi en su regreso tras un trimestre de sanción en la aventura de consolidar un equipo competitivo para Qatar-22. Se impuso en el Clásico sudamericano que siempre cuenta y le servirá para reforzar su autoestima y a Leo para sonreír en un proyecto del que se siente responsable. Fue una victoria de prestigio porque Tite alineó a un plantel de figuras en el debut del madridista Rodrygo. La prueba de Scaloni mostró a una selección comprometida que acumula confianza y va cogiendo aire de equipo. Pero lo más sorprendente fue ver a un Messi decisivo en una inusual faceta defensiva tapando el camino a Willian (bajo la lupa del Barça) y corriendo hacia su portería para cerrar espacios. Marcó en el rechace de Alisson en un penalti que él mismo provocó tras fallar el suyo Gabriel Jesús y Argentina se dedicó a proteger el resultado. Tras el descanso, dominó el juego y se volcó en ataque. Decepcionó Brasil sin Neymar y con un Arthur apático ●