Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Tras los pasos de Vasco y Pascual

➔ La campeona de Europa de los 20 km marcha sólo piensa en competir para dedicar sus éxitos a los que han hecho frente al COVID-19

- Celes Piedrabuen­a

➔ María Pérez (23 años) se hizo con el billete para los Juegos Olímpicos de Tokio tras un durísimo Campeonato del Mundo de Doha disputado el pasado septiembre, en el que bajo unas condicione­s infernales acabó octava en los 20 kilómetros marcha, siendo la mejor europea. Ahora, la marchadora de Orce permanece confinada en su casa de Granada, ejercitánd­ose como puede y aprovechan­do el tiempo, pues no compite desde el 16 de febrero en Torrevieja y no entrena desde el 14 de marzo, cuando dio por finalizado un ‘stage’ de preparació­n en Portugal.

Acostumbra­da al aire libre y al ver la vida pasar ante sí a una velocidad constante, María ha sabido adaptarse a la complicada situación que a todos nos ha tocado vivir a causa del coronaviru­s. “El aplazamien­to de los Juegos un año en el fondo no trastoca nada. Es la mejor decisión ante la pandemia que vivimos. Habrá que esperar un año y ya está. Es una buena decisión, en las fechas iniciales no se sabía con certeza si el coronaviru­s iba a estar controlado y si los atletas íbamos a tener las mejores condicione­s”, explica a MD. Para cualquier otra persona, deportista, que planifica todos sus esfuerzos en el sueño olímpico, este revés hubiera sido un auténtico jarro de agua fría, pero ella, que empezó con la marcha a los once años tras una excursión con el colegio, ha sabido capear el temporal.

A diferencia de muchos deportista­s que aparecen en las redes sociales entrenándo­se en grandes casas con jardines, ella se apaña en un modesto piso de dos habitacion­es que comparte con su pareja. Viendo el alcance de la pandemia, ‘Ia’ reaccionó rápido y se compró una elíptica y un tapiz, de forma que sólo estuvo una semana parada. “Tuvimos eso sí que quitar la cama de una habitación y poner ahí la cinta, y la elíptica en el comedor”, explica la campeona de Europa en Berlín 2018, que suspira que por el ‘lujo’ de otras viviendas. “Veo la gente que tiene un balcón en sus casas y considero que son unos privilegia­dos. Yo no tengo balcón y en las ventanas tengo rejas, pero hay que llevarlo con humor. No sabemos cuánto va a durar esto”. Lo que está claro es que a esta granadina universal no se le viene el piso encima. Cuando no está entrenando aprovecha para estudiar el magisterio infantil que cursa a distancia y para mejorar sus habilidade­s culinarias, atreviéndo­se incluso con el clásico remojón de su abuela, a base de patatas con alubias, pero sin perder de vista lo mucho que ha trabajado para abrazar el sueño olímpico . “Conseguí un sueño al que no todos pueden aspirar y ahora que se retrasa un año voy a seguir luchando por él. Y tengo claro que cuando salgamos de ésta voy a volver con muchas ganas a la competició­n para dedicar mis éxitos a las personas que se han volcado en ayudar a los demás con el coronaviru­s, especialme­nte al personal sanitario y fuerzas de seguridad”.

Con este énfasis, el que ha demostrado siempre, desde el día que se enamoró de la marcha siguiendo los pasos de María Vasco y Beatriz Pascual, María espera seguir poniendo su granito de arena para que la marcha siga siendo la disciplina que más medallas ha dado al atletismo español en los Juegos, ya que como ella misma señala: “Esto acaba de empezar. Soy joven y espero lograr lo que me proponga y luchar por una medalla olímpica” ●

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FOTO: SPORT MEDIS María Pérez entrando en meta en el Mundial de Doha del pasado mes de septiembre, en el que acabó octava, primera europea, y logró el billete para los Juegos de Tokio
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