Fue bonito mientras duró
Gonzalo Arconada tuvo que lidiar con un medio en el que no tenía experiencia, adaptarse sobre la marcha y conseguir transmitir sus conocimientos con éxito
El mero hecho de que la noticia de que
Gonzalo Arconada
no siga como entrenador de la Real femenina merezca la atención prioritaria de los medios guipuzcoanos en las últimas horas, supone ya de por sí un avance con respecto a lo que venía siendo habitual hasta hace no tanto. El fútbol femenino aún se encuentra a años luz del masculino. Baste como muestra la diferente consideración que merecen unos y otras a la hora de dar por concluidas sus respectivas competiciones. Mientras a ellos se los espera hasta el último momento, agotando todas las opciones de reanudar el campeonato, a ellas las liquidan rápidamente, recordando que su estatus no es el de deportistas profesionales, por lo que deberán someterse a las determinaciones correspondientes a su condición.
Pero nadie debe rasgarse las vestiduras por ello, puesto que a día de hoy, el fútbol de los hombres moviliza una ingente cantidad de intereses, que, traducidos al vil metal, suponen muchísimos millones, mientras que en el caso del fútbol de las mujeres -que nadie quiera ver en esta distinción un matiz peyorativo-, la sola posibilidad de seguir jugando significa ahondar aún más en el agujero negro de los números rojos. No es suficiente ganar la Copa de la Reina y que durante un mes se hable de ellas como nunca antes, para consagrar una situación de estabilidad que hoy están lejos de conseguir. Pero fue el primer paso, y lo dieron de la mano de un profesional como la copa de un pino. Él era el referente de este grupo que lideraba y que durante varias semanas, nos hizo creer que el salto era posible. Pero los ciclos, desde su nacimiento, están condenados a concluir, y éste ha llegado para
que tuvo que lidiar con un medio en el que no tenía experiencia, adaptarse sobre la marcha y conseguir transmitir sus conocimientosconéxito ●
Nahikari García, Gonzalo Arconada,