Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Un debut que cambiaría la historia

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Segunda que pesaba con más dudas que certezas.

Martín Lasarte había asumido el mando de la nave. Apodado ‘El Machete’, llegaba con la misión de infundir carácter, mentalidad y solidez al equipo. Pero, sobre todo, de lograr un ascenso que no podía esperar más.

El Estadio Gran Canaria de Las Palmas acogió el estreno de un conjunto en el que también debutaron nombres como De la Bella, Nsue o Carlos Bueno. La cosa empezó bien, con un auténtico golazo de Imano, Agirretxe al filo de la media hora. Control de pecho, sombrero y volea cruzada con la izquierda. Una obra de arte que, sin embargo, sólo valió un punto, ya que un minuto antes del descanso Cejudo puso el 1-1 final.

Un punto que supo a poco después de la segunda jornada. En el día de su centenario, la Real recibía al Murcia en Anoeta. Fue un partido plomizo, áspero, con poco fútbol en el que los de Martín Lasarte dejaron fría a la parroquia txuri urdin. Sumada a la derrota en Copa ante el Rayo de unos días antes, el comienzo en casa auguraba una temporada complicada. Un inicio del que nadie se acordaba en esa misma grada diez meses después, cuando Xabi Prieto marcaba el penalti del delirio ante el Celta.

La Real tuvo que esperar hasta la tercera jornada para saborear las mieles del triunfo. De hecho, tuvo que esperar hasta el minuto 89 de esa tercera jornada. Tras un tanto de Agirretxe y un golazo de vaselina de Morán, el partido parecía encaminars­e a un nuevo empate que dejaría a los txuri urdin con 3 puntos sobre 9 posibles.

Entre la primera y la segunda jornada liguera, la Real afrontó un compromiso de Copa a partido único en Anoeta ante el Rayo, también en Segunda. Un partido que finalizó 0-2 (goles de Pachón y Rubén Castro) y que no ofrecía argumento alguno para permanecer en el recuerdo del aficionado realista de no ser por un debut que marcaría la historia del club.

A los 79 minutos de juego, ya con todo el pescado vendido, Martín Lasarte introdujo su tercer cambio. Con el ‘27' a la espalda, un joven francés de 18 años se estrenaba con la camiseta del primer equipo: era Antoine Griezmann.

Sus goles en pretempora­da le habían convertido ya era la gran esperanza de un club en plena travesía por el desierto. Griezmann consiguió voltear ese estado de ánimo para conducir al equipo a Primera... y a la Champions ●

Pero entonces apareció Carlos Bueno y con él, su aura, ese punto de locura que brillaría con luz propia en el Carranza meses más tarde. El charrúa cazó un balón aislado a la espalda de la defensa y le pegó con el alma. El cuero se coló bajo las piernas del meta Rubén Pérez, que lo alcanzó cuando aún no había sobrepasad­o la línea. No

Martín Lasarte se estrenó en el banquillo con un empate en Las Palmas

Un afortunado gol fantasma de Carlos Bueno supuso el 1-2 ante el Nàstic

lo vio así el colegiado (el VAR tardaría unos años en hacer acto de presencia), que concedió gol. 1-2.

Se rozaba la primera victoria. Tarragona abría la senda del triunfo que llevaría a la Real hasta el ascenso. Era, en aquel momento, un valioso tesoro que Martín Lasarte quiso asegurar como fuese. Introdujo un cambio para que el reloj corriese. Se marchó Emilio Nsue; entró Antoine Griezmann ●

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FOTO: PABLO GÓMEZ Un gol de Carlos Bueno selló el primer triunfo de la temporada del ascenso, en el Nou Estadi de Tarragona

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