El rock & roll más descafeinado
➔ Su reaparición nueve meses después coincide con en el partido más amargo del curso
➔ Los viejos rockeros nunca mueren. Y Zurutuza tampoco, a pesar de que el único superviviente del último ascenso de la Real vivió el trago más amargo en tiempos recientes tras su regreso a los terrenos de juego en Mendizorrotza. El veterano capitán, otra vez portador del brazalete, que no se vestía de corto desde el pasado 29 de septiembre, en el Sánchez Pizjuán, sufrió en sus carnes todos los males que pueden atacar a un jugador en su reaparición después de una eternidad.
A veces, villano, en otras ocasiones, un héroe para la parroquia blanquiazul, Zurutuza es un jugador que despierta opiniones completamente opuestas y lejanas entre sí. Parte de la afición lo idolatra y le sigue venerando y otra le ha hecho la cruz de manera irremediable. No le pasa ni una. En este contexto, el derbi de Mendizorrotza despertó compasión entre los primeros y un odio irrefrenable entre los segundos, que ya le han sacado la bandera negra.
Lo cierto es que el pelirrojo de la Real, que siempre va de cara, dentro y fuera del campo, no se reencontró con el fútbol más plácido en Gasteiz. No hubo nada parecido al ‘Zuru, Zuru’. Y la factura fue impagable, para él y para el resto de jugadores que defendieron sin el octanaje adecuado el escudo de la Real en el ¿Qué buscaba Imanol con la entrada de Andoni Gorosabel en el minuto 93? derbi. Nueve meses después, el balón le dio la bienvenida al debarra con un abrazo envenenado, con un fútbol de combate y extremadamente físico que acabó tumbando al equipo y, por ende, también a él. Como si en lugar de estar en el desenlace de la Liga, ésta fuese la jornada tres. Pero no.
Ahogados en el centro
El vigor y furia que siempre le acompañan en la disputa de cada jugada cayó en saco roto una y otra vez. Sin la sutileza y energía de Merino sobre el verde y con un Odegaard que todavía no ha subido las marchas suficientes para sacar a esta Real a la autopista de Europa, todo el centro del campo txuri urdin se hundió. Zurutuza no tuvo fuerzas para sacar la cabeza del agua y al margen de buscar algún balón interior para intentar desatascar el juego y de tratar de mirar hacia delante entre tanto pase horizontal, su incidencia fue escasa.
Sí que bajó al barro para pugnar algún cuero con Pina y Laguardia, auténticos perros de presa del Alavés, pero ese despliegue es insuficiente para sacar un partido como el que le tocó afrontar a la Real. Además, buena parte de las miradas se posaron en él en la jugada del 1-0, ya que no estuvo demasiado fino para frenar a Magallán, quien posteriormente puso el balón en las botas de Borja Sainz.
Lo que debía ser un regreso por todo lo alto se convirtió en una pesadilla de 64 minutos. David Zurutuza está de vuelta pero solo eso ahora no es suficiente para la Real ●
Su vigor y furia cayeron en saco roto una y otra vez y su regreso no fue suficiente