El VAR acertó al ver agresión y expulsar
Durante la primera parte Sánchez Martínez no tuvo mucho trabajo. En el inicio de la segunda mitad el asistente anuló con acierto el gol de Messi que habría supuesto el empate local. González González en el VAR también lo vio claro. En el 61’ Suárez provocó una falta al recibir un rodillazo por detrás que acabó suponiendo el único gol legal del Barça. En el 67’ el árbitro acertó a anular un gol de Suárez por fuera de juego que además supuso una amarilla a Piqué por protestar. En el 77’ el VAR recomendó con acierto revisar un codazo sobre Lenglet que hizo a Gallego ser expulsado. Muy buena intervención del VAR. SÁNCHEZ MARTÍNEZ 4/5 GONZÁLEZ GONZÁLEZ (VAR) 3/3 ➔ Triste despedida de la Liga en el Camp Nou, con un Barça anímica, física y futbolísticamente fundido que perdió ante un Osasuna que acabó con diez en la peor noche de la temporada azulgrana en casa. Un golazo de Messi de falta directa no sirvió para nada en un partido que fue un fiel reflejo del post-confinamiento: el Barça ha ido a menos, a muchos menos, mientras el Madrid acumulaba victorias, no sin una buena dosis de ayudas arbitrales. El regreso de De Jong al equipo fue, tal vez, la mejor nota en una noche que deja muy malas sensaciones para la Champions. Por Osasuna marcaron Arnáiz en la primera parte, reflejando en el marcador la superioridad rojilla, y Roberto Torres en el tramo final, cuando el Barça intentaba remontar ante diez.
A un cuarto de hora del final, más o menos, mientras el Barça agonizaba en busca de la remontada, el Madrid ponía la puntilla con el ‘show’ habitual: un piscinazo de Sergio Ramos fue transformado en penalti por Hernández Hernández sin siquiera revisar el VAR. Ramos probó el penalti indirecto para Benzema, que marcó pero después de haber entrado en el área de forma antirreglamentaria. Pese a que el Madrid era el infractor, se repitió el penalti y marcó, esta vez sí, Benzema: la ayudita de rigor, para redondear el desaguisado azulgrana. Dos constantes de las últimas semanas.
De la ilusión a la depresión
El once del Barça presentó sorpresas. Con Riqui Puig y Ansu Fati de entrada, Setién parecía apostar por una idea valiente. Luis Suárez entró en las rotaciones en beneficio de Braithwaite, a quien en una primera parte muy floja sólo se le anotó un chut y en la segunda marcó un gol anulado por fuera de juego. El técnico volvió al 4-3-3. No salió bien. De la ilusión inicial, se pasó a un ‘chof’ anímico global.
Pudo ser un ensayo de cara a la Champions, con Arturo Vidal y Sergio Busquets sancionados contra el Nápoles. Pero Rakitic como medio centro estuvo plano, Sergi Roberto como interior derecho no dio profundidad y Riqui anduvo especialmente fallón, igual que Messi cuando bajó a ayudar a la media. Un Barça impreciso sólo mostró las uñas antes del descanso en dos faltas lanzadas por Leo, una al palo, y una diagonal del argentino que acabó en chut relativamente peligroso.
Y el conjunto navarro supo poner de su parte para divertirse. Recurrió a la fórmula de los tres centrales,