Sin complicaciones en un partido prudente
González Fuertes no tuvo dificultades en un encuentro en que ambos equipos se respetaron. Acertó a indicar falta en ataque de la Real antes de una ocasión de gol. En el m. 30 marcó el Atlético en posición legal, aunque Hernández Hernández desde el VAR tuvo que revisar la jugada por posible fuera de juego.
Al final la Real logró un gol que hace justicia a un partido competido con mucha prudencia por parte de ambos equipos que no se quisieron hacer daño. Algo que se notó en el comportamiento de los jugadores al final.
GONZALEZ FUERTES 4/5 HERNANDEZ HERNANDEZ (VAR) 1/1 empate como icónica culminación a una reacción hercúlea.
La primera parte fue la estampa clásica que se imagina Simeone: gol del Atlético de Madrid y se acabó lo que se daba. Desde que Koke inauguró el marcador en el minuto 29 hasta el intermedio no ocurrió absolutamente nada. Una sucesión de insignificancias. Que si un pase de Llorente a Gorosabel, que si una pérdida de Merino, que si una falta de Felipe sin amonestación. Los madrileños se tumbaban en su hábitat mientras a la Real le entraba el pánico de quien se siente extraño en algún lugar del mundo.
El plan primitivo para sorprender al Atlético de Madrid fue insistir con tres centrales -Llorente, Zubeldia y Le Normand- e introducir a Odegaard e Isak en detrimento de Portu y Willian José. A
Imanol se le ocurrió cambiar de idea al cuarto de hora. Incrustó a Zubeldia en la medular para blindar la zona ancha con cuatro vértices interiores. La intención pudo ser que Thomas, Herrera y Koke dejaran de campar a su antojo. En la primera mitad no surtió efecto.
Una Real maniatada, parsimoniosa y muy frágil cuando habitaba en su campo fue inferior a un Atlético de Madrid peligroso en el juego directo. De ahí que Morata y Diego Costa rozaran el gol en los primeros seis minutos. El único que se interpuso en el agobio realista fue el vistoso Isak. Las habilidades del sueco eran el argumento prácticamente exclusivo, encerrado Oyarzabal, lastrado Odegaard y desaparecido Merino. Monreal lanzó suave y Oblak blocó sin apuros tras una acción brillante de Isak.
Januzaj marca las diferencias como último recurso: provoca una falta y la mete
Monreal sujeta a una Real que no empata antes por el mejor portero del mundo
A la media hora, el Atlético de Madrid conectó con una secuencia efectiva de pases al borde del área. Tripier centró tan campante desde la banda, Herrera ganó el duelo a Gorosabel como si se estuviera divirtiendo con su primo, Morata tiró de calidad y Koke fusiló a Moyá. La acción fue un fiel resumen de los primeros 45 minutos. Un Atlético de Madrid entonado contra una Real endeble.
La Real triunfa en el límite
La noche era un canto a la dureza. Plantado el Atlético de Madrid con sus bastiones Savic y Herrera, el entramado parecía impenetrable. Hasta que la Real fue activada por un obús de Odegaard en la primera jugada de la reanudación con el que se lució Oblak. Sujetada por un descomunal Monreal y revitalizada por los cambios, la escuadra de Imanol encerró al oponente a medida que Merino crecía, Barrenetxea se volvía revoltoso y Portu agitaba el avispero. El mejor portero del mundo desvió la clamorosa ocasión del murciano en el 82.
Y en el estadio más hostil, contra el oponente más indeseable por su entramado defensivo a ultranza, la Real triunfó. Al límite de su ser o no ser. Januzaj descubrió el sendero de la gloria. Batió a Oblak en el remate más complejo que había tenido la Real en todo el partido. Pura magia de equipo arrebatador ●