El guion no estaba escrito
➔ Januzaj fue el inesperado héroe de un triunfo que resume perfectamente la temporada de la Real
➔ El fútbol está hecho para vivir momentos como el que ayer protagonizó la Real. Momentos en los que todo el nerviosismo, la incertidumbre y la angustia acumuladas durante un partido, durante toda una temporada, estallan en un instante de forma casi liberadora con un gol que significa la culminación de un objetivo que tenía agarrado en marzo, que comenzó a escurrírsele entre los dedos tras el confinamiento y que ayer durante casi una hora soltó para después volver a agarrar con fuerza, abrazarlo y hacerlo suyo. La Real regresa a Europa y lo hace además sin dar rodeos, sin previas.
Como esta Liga, el partido de ayer fue una montaña rusa de emociones. De la esperanza del inicio se pasó al temor por el empuje del Atlético y de ahí a la desazón tras el gol de Koke. La frustración del descanso por el resultado propio y el de los rivales directos dio paso a la fe tras las claras ocasiones de Odegaard y Portu, pero también a la angustia porque nada cambiaba salvo el cronómetro, que cada vez dejaba menos margen para soñar. Los minutos caían como una losa y quien más quien menos recordaba aquellos goles postreros de Mata en el Coliseum o de Domingos Duarte en Anoeta. O el inexistente penalti de Duro o el polémico tanto de Soldado. Acciones puntuales ante rivales
La agonía
El gol del Atlético, los del Granada y los tantos del Getafe anulados por el VAR convirtieron la jornada en un infierno
directos que podían haber cambiado el guion de un partido que amenazaba con convertirse en pesadilla.
No obstante, como si fuera el último capítulo de una de las temporadas de Juego de Tronos, faltaba ese giro de guion inesperado que lo pone todo patas arriba. Porque nadie hubiera apostado hace unos días que Januzaj fuera a tener la llave para abrir la puerta a Europa y, sin embargo, el mago belga se sacó de la chistera un lanzamiento de falta con veneno que el todopoderoso Oblak no logró rechazar. La Real había hecho lo más difícil.
Del estallido de alegría se pasó en unos segundos al nerviosismo y la tensión. Y por qué no decirlo, al miedo a perder lo que tanto había costado alcanzar. Nadie había reparado entonces en que ese resultado permitía a los dos equipos alcanzar sus objetivos: la tercera plaza los rojiblancos y Europa la Real. ‘No hay más preguntas, señoría’, que diría el fiscal.
Y menos mal que Januzaj marcó en el 86’ porque si llega a hacerlo 10 minutos antes, a más de uno se le hubiera caído la cara de vergüenza viendo a los dos equipos pasar el tiempo y el balón sin la más mínima intención de dañar a su adversario. De valientes está lleno el cementerio, dirán algunos. Razón no les faltaría.
Con el pitido final se dio paso a los abrazos, a los gritos y a un penúltimo homenaje a Zurutuza en el centro del campo por parte de sus compañeros. El de Rochefort se va dejando a su Real en Europa y, sobre todo, se va sonriendo como desde ayer sonríe toda Gipuzkoa gracias a una plantilla que supo levantarse cuando parecía tendida en la lona. Así se hacen los grandes equipos ●