Un ADN competitivo
l fútbol no es ajeno a la velocidad a la que viaja la vida, la sociedad. Los cambios se producen cada vez a un ritmo más vertiginoso. Doce años, los que han pasado desde que debutó Zurutuza, no son una eternidad en determinados contextos y, sin embargo, en la Real, han sido toda una era que al pelirrojo le parece que ha transformado radicalmente el club. Los cambios aún son mucho más profundos si tomamos como punto de partida los 13 años que tenía ‘Zuru' cuando ingresó en el club. Han pasado 21 años que no sólo suponen el final del ciclo vital en la Real de Zurutuza, con una hoja de servicios lo suficientemente engalanada como para estar orgulloso, sino que representan todo un cambio en cuanto a métodos, recursos e ideologías, que han transformado por completo el club. Lo dijo Zurutuza, ayer: “La Real con la que entré yo no tiene nada que ver con la actual”. La frase fue pronunciada al día siguiente de lograr la clasificación para la Europa League a 4 minutos del final de la temporada. A la Real, en los 30 últimos años, siempre le ha acompañado la fama de su carácter blando, perdedor, muy alejado de la garra con la que forjó su leyenda, especialmente en los 70 y en los 80. Sin embargo, si de algo puede presumir esta Real es de su personalidad, indomable hasta la victoria. Es, sin duda, el gran aporte de Imanol como entrenador, haber dotado de un ADN competitivo a sus jugadores, lo que les ha llevado al éxito en la recta final del torneo. Muchos dirán que ésta fue la Liga de Odegaard o Isak pero, por encima de todo, ha sido la Liga de Imanol Alguacil ●