La importancia del mensaje

l mensaje encierra una realidad ilusionante y próspera para la Real. Hay indicios de que algo grande se está gestando, que ya está cobrando forma. Se transluce a través de hechos y de palabras. Odegaard se marchó porque le llamó su jefe, Zinedine Zidane, para implorárselo, ya que su intención y deseo eran quedarse. Pero lo hizo dejando un mensaje de enorme valor para la Real, un cebo para que futuros cracks que tengan varias opciones potentes se decanten por la escuadra txuri urdin. Sus palabras destilaban cariño con la gente y dejaban patente que aquí había crecido en todos los sentidos en un solo año, tanto que el Madrid se lo tuvo que llevar rompiendo un pacto entre caballeros. Su gratitud y su vínculo los hizo patentes con su frase final, en la que prometía ser un “txuri urdin más para siempre”. La llegada de David Silva es otro mensaje, otra muestra de que esta Real está calando y no sólo entre sus aficionados. El grancanario podía haber recalado en otros clubs de prestigio y elevadas ambiciones deportivas, cobraría mucho más en otras latitudes más exóticas, pero eligió la Real porque se siente convencido de seguir compitiendo al máximo nivel con 34 años. El campeón del mundo se decantó por este club por su forma de jugar, por su ambición y, como es lógico, por la ciudad donde radica. Ya lo dijo ayer Oyarzabal. Europa tiene que convertirse en una rutina. El eibarrés se ha dedicado a vacacionar en vacaciones, con el móvil apagado. Ni se le pasa por la cabeza jugar en otro sitio. Otro mensaje ●