El protocolo y las prisas
vanzamos hace unas semanas que el deporte ‘no profesional’, como llama aún la Ley del Deporte a todo lo que escapa de LaLiga y la Liga Endesa de basket, tenía un serio problema con el regreso de las ligas y el aún presente coronavirus, y el problema ya no puede ocultarse por muchas plataformas y reuniones telemáticas que llevemos para acabar sin tener respuesta, aún, a las preguntas clave: ¿Quién va a pagar los test PCR para mantener una seguridad sanitaria que haga viable cualquier competición? ¿Qué va a pasar cuando comiencen a suspenderse partidos por positivos y cuarentenas? ¿De dónde se sacarán fechas para hacer calendarios flexibles si eso pasa, teniendo en cuenta que en muchas ligas, entre ellas la Asobal, el número de equipos ha crecido para evitar descensos que dieran paso a guerras en los tribunales?.
Las respuestas deberían estar en el famoso protocolo común que, bajo el manto del Ministerio de Cultura y Deporte y del CSD, se ultima para unificar los criterios de cada comunidad autónoma y que “estará listo esta semana”, dice el ministro Rodríguez Uribes. Que tenga suerte, porque no será fácil en un marco de crisis acentuada para equipos y federaciones hacerse cargo de los gastos extra de unas ligas sin público. Y si a ello, en el caso del balonmano, se une la falta de ‘feeling’ entre la federación y una asociación de clubs tocada, de la que ya hace unos meses salió con un portazo el Barça, el lío alcanza proporciones de tormenta. Se sabía desde hace meses que había decisiones que tomar, y nos pilló el toro ●