En el laboratorio del covid
➔ La Real encaja su primera derrota del verano en un partido demasiado desnaturalizado por factores externos
➔ El fútbol hace años que se ha convertido en un producto de laboratorio. Todo se mide, todo se cuantifica y son pocos ya los entrenadores que atienden exclusivamente a las sensaciones. En el fútbol actual influyen mucho más los ordenadores y los datos que ofrecen esos gps en forma de chaleco que acompañan a los futbolistas a todas partes, que el olfato innato de unos entrenadores, en ocasiones, excesivamente monitorizados por la tecnología.
La dictadura de la informática alcanza su máxima expresión durante la pretemporada, lo que ha terminado por desnaturalizar los partidos. Es difícil dar con el razonamiento que lleva a un equipo como la Real, que en algo más de dos semanas ha jugado dos amistosos, a jugar ahora tres en cuatro días. Dos el mismo sábado, rizando el rizo de la extravagancia.
El Villarreal-Real de ayer en El Madrigal enfrentaba al quinto y sexto clasificado de la temporada pasada en la liga española, pero lo desarrollado sobre el terreno de juego no pertenece a esa categoría. Lejos de poder radiografiar a dos equipos llamados a pelear por los puestos europeos, una vez más, el choque se desarrolló condicionado por todos esos factores externos que acompañan a un partido de verano. Poco tuvo de real.
Cualquier juicio sobre un partido en el que un solo txuri urdin entre