El Sanse siempre merece la pena
rio, Hondarribia y, sobre todo, Zarautz, celebraron ayer el billete para La Concha de sus tripulaciones. Los tres botes acompañarán a la anfitriona, Donostiarra, aumentando el cupo guipuzcoano a la mitad de la flota que navegará el domingo en pos de la gloria eterna: apropiarse del ‘trapo’ más preciado. Y mientras, desde el miércoles en la clasificatoria femenina, el alma de la sagrada cita de septiembre se caía a los pies del pueblo. El Paseo Nuevo, un solar. El muelle, testigo sólo del silencioso desfile de las embarcaciones. Un día más para lamentar los tiempos que corren. Dos domingos en los que respetar las normas de prevención se convierte en un ejercicio obligatorio para que sea el principio de la remontada. Y volver a frotarse las manos el año que viene en vísperas de La Concha. El remo no se ha desmarcado de la crisis y el fútbol, tampoco, como enfatizó Imanol Alguacil tras el amistoso con el Villarreal. Nítido aviso a navegantes del oriotarra, viniendo a alertar de que el test PCR será el pan de cada día toda la temporada y que si hoy pierde a Oyarzabal por ser positivo, mañana puede ocurrir lo mismo con Isak. Y en este enrevesado mundo, un amistoso con aires desapercibidos brindó la ocasión de ver a un puñado de canteranos. Si se trató de que se foguearan al más alto nivel, bienvenido sea el examen. El ritmo, la intensidad o la velocidad del partido estuvieron en entredicho, pero se pudo ir pulsando la contundencia de González de Zárate , el descaro de Alkain o la técnica de Olasagasti. Y el Sanse siempre merece la pena ●