La sonrisa con mascarilla
a mascarilla impide que uno contagie y se contagie, contiene los aerosoles e impide aspirar los de los demás. Pero también oculta los sentimientos. Enmascara las reacciones, las risas, los rictus de disgusto. Lamentablemente, forman parte del paisaje visual diario y pasará mucho tiempo antes de poder arrancárnoslas para siempre. Las primeras actuaciones de la Real también tuvieron mucho de ser de tapadillo, con sordina, como con tapabocas. Todo quedó justificado por la corta preparación, por los estragos de la enfermedad en el vestuario y las malditas lesiones. Pero en esta tercera jornada, es tiempo de soltarse la mascarilla -siempre en el sentido figurado- y ganar. Se podrán poner los paños calientes que se quieran, pero esta Real, ya con todos sus elementos diferenciales, sin positivos y con trabajo en las piernas, debería derrotar a un enemigo que tiene los andamios puestos y que acaba de echar a rodar, con cero estrellas y jornaleros de la gloria como Nino y sus primaveras. Imanol también se colocó un tapabocas figurado ayer en la rueda de prensa. Está pidiendo con insistencia un central zurdo al club y cuando le preguntaron por este particular, dijo que debe sacar partido de lo que tiene. Otros colegas rajan y piden fichajes públicamente, el de Orio se muerde la lengua y se pone la mascarilla ●