Un escalofrío por el cuerpo
ihen Muñoz debutó como titular en la Real en el Bernabéu. Tenía 21 años. Zubimendi debutó como titular a los 21 años ante el Celta. Barrenetxea ni siquiera era mayor de edad cuando se estrenó en un ‘once' frente al Eibar. A nadie le pareció extraño ver a jóvenes promesas de la cantera incrustarse por primera vez en la alineación. Cuando hablamos de un portero, sin embargo, un escalofrío recorre nuestro cuerpo. Existe un indudable prejuicio en todos nosotros a la hora de conceder el beneficio de la duda a un guardameta de la cantera. Es una injusticia. Su nivel de preparación durante años de incansable trabajo en los equipos inferiores es el mismo que el de un lateral, un pivote o un extremo. El miedo a dar la alternativa a un portero canterano no tiene tanto que ver con sus facultades como con las consecuencias directas que su desempeño pueden tener en el resultado. Un fallo del guardameta es gol y nada hay más grave para un equipo que recibir uno. Ahora bien, ésta es una cruz con la que un portero, sea canterano o fichado, tendrá que cargar durante toda su carrera, por lo que no tiene sentido ponerle más trabas al acceso al primer equipo de un portero que al de otra posición. Si la Real está convencida de que Ayesa reúne las condiciones para ser el escudero de Remiro ,la apuesta debe ser firme e incluso tiene que ir más allá en el tiempo. De lo contrario, no haber incorporado un portero, aunque fuera cedido, en el mercado de invierno ante la delicada situación médica de Moyá puede terminar siendo un error de graves consecuencias ●