La posesión vuelve a ser blue
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No solo la llegada de jugadores en el mercado de invierno sirve para cambiar o reforzar dinámicas de los equipos que buscan un plus de cara a la recta final de la temporada, donde se juega lo más importante.
Los cambios en los banquillos son tan o más importantes, porque detrás evidencian siempre problemas profundos que se quieren sanar. Ese ha sido el caso del Chelsea, que ante los problemas sustanciales del club, que ha invertido mucho en esta temporada, decidió relevar de su cargo a nada menos que un icono como Frank Lampard para dar la bienvenida a Thomas Tuchel, que ha durado bien poco en la cola del paro tras su despido del Paris Saint Germain, que tampoco empezó el curso como se hubiera esperado.
Los cambios en el banquillo traen consigo ideas, tácticas, planteamientos, filias y fobias. Es lo mínimo. Cada maestrillo tiene su librillo y en el caso de los entrenadores eso no es una excepción, aunque más que librillo sea pizarra. En la de Tuchel hay algo que impera sobre el resto: el protagonismo, que se traduce en la posesión. Algo que Sarri, el predecesor a Fran, trató de inculcar.
El Chelsea de Lampard amagaba en llevar la iniciativa pero sin terminar de ser el dominador claro. Al equipo se le acusaba la falta de profundidad y llegada y también la capacidad de romper defensas mediante el balón. Pues bien, eso ha cambiado. Tuchel es, ha sido y será un entrenador que entiende el fútbol a partir del balón y que crea esquemas por y para ello. En concreto, una especia de 3-4-2-1 que hasta ahora no se había visto en Stamford Bridge y que ya utilizó Tuchel en el PSG. Un esquema parecido al del Leipzig para tener un referente.
Estos cambios se han traducido en un 70% de media de posesión en los tres partidos que el germano se ha sentado en el banquillo del Chelsea, con el que todavía no ha perdido y el otro día superó al Tottenham. No solo esto, también la pegada ha mejorado, con una media de 16 remates por partido. Y, con todo, Tuchel ha aprovechado para dar opciones a todos. incluso Jorginho, Marcos Alonso o Rudiger, que con Lampard estaban en el ostracismo, para encontrar el once ideal perfecto para seguir exprimiendo esta receta de éxito ●