Con el vigor intacto
iempre es importante el primer partido después de una decepción como la de Turín. No tanto por no agrandar la herida en forma de resultado, sino por escuchar lo que el equipo tiene que decir. El discurso de la Real no pudo ser más contundente. Empezando por el diseño del equipo titular. Imanol repitió casi el mismo equipo que fue goleado ante el Manchester, con el cambio obligado en el lateral derecho yelde Portu por Januzaj. Lejos de ceder a la tentación de rotar, el técnico redobló su confianza en sus mejores hombres, le dio al partido la trascendencia que tenía, y el resultado fue una especie de tormenta perfecta concretada en una goleada que, ante todo, puso en valor el estado de ánimo del equipo. La Real fue un equipo optimista, en absoluto mediatizado en sus intenciones y valores futbolísticos por lo sucedido frente al United, y ese fue el mejor mensaje en el partido. El de ver a un equipo intacto en su vigor que aplicó sin piedad el rodillo, igual que lo había hecho ante el Cádiz hace dos semanas. Y como el Alavés no es el Manchester la victoria cayó por su propio peso y porque la sinfonía que formaron Oyarzabal, Merino y Silva ,alaque Isak le puso la música celestial con sus goles, la tienen pocos equipos en la Liga. La Real reivindicó que la derrota contra el United no le ha hecho dudar en Liga, donde suma tres victorias consecutivas, sólo ha perdido uno de sus ocho últimos encuentros y es el cuarto máximo goleador a un solo tanto del Real Madrid. Un gran punto de partida para afrontar lo que queda de competición en la que aún hay mucho que decir ●