Con recursos tácticos
a Real se presenta en la final de Copa con un recurso de mucho valor a su favor: un buen entrenador. Imanol Alguacil ha conquistado a la parroquia con actos espontáneos y a la vez simpáticos, como todos los gritos de guerra que ha ido difundiendo en las mayores victorias que ha logrado. Los abrazos con que ha estrujado los cuerpos de los jugadores, los ‘¡Aupa Real, Dios!' ensordecedores antes y después de una cita de gala y sus permanentes guiños a la afición le han acercado al máximo a la gente que siente exactamente lo mismo que el oriotarra: pasión por los colores. Ver en la piel del técnico a cualquiera de ellos identifica a los aficionados y una final contra el Athletic sólo puede multiplicar la empatía que se percibe. Hay más razones para creer en que Imanol aspira a salir por la puerta grande de La Cartuja. Porque además de ser un sensacional pregonero del pueblo, por el cargo, tan público, que ostenta, Alguacil llega a la final como un cualificado profesional que en contiendas de esta clase aporta su sello. La Real de Imanol se basa en un método vanguardista. Valiente, intenso y rápido en su mejor versión, y a la vez camaleónico porque se adapta a las circunstancias si el partido requiere de un plan extraordinario. La vuelta de las semifinales de Copa en Anduva fue una apuesta por el pragmatismo más férreo y el éxito fue rotundo. La semifinal de la Supercopa contra el Barcelona fue un desafío vertiginoso que duró hasta los penaltis. La Real acudirá a Sevilla con recursos tácticos, esenciales en partidos de esta índole
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