Más vale maño que fuerza para ir a Europa
➔ Roberto López salta al primer plano con una diana que hasta a él le sorprendió
➔ La Real sumó un punto en el derbi, principalmente porque Unai Simón se había hecho a la idea de que el balón se marchaba fuera. Mientras el balón volaba, a Roberto López nadie le podía quitar la ilusión del empate porque el brillo especial de su bota izquierda esconde un don cuyo precio es incalculable. El zaragozano tiene gol. Imanol Alguacil le conoce. Sabía que el recurso merecía la pena porque más vale la virtud del maño, su maña para ver puerta, que cualquier fuerza descontrolada que termine en agua de borrajas.
Dos meses y medio son largos y sin jugar, a Roberto López se le han tenido que hacer eternos. La Real le ofreció salir cedido en invierno para foguearse y apostó por quedarse. Más vale tarde que nunca, en abril le han llegado frutos a la perseverancia. No sólo se acaba de proclamar campeón de Copa, si bien es cierto que desde la grada porque fue desconvocado en la final, sino que a los cuatro días saltó contra todo pronóstico al primer plano. Hasta para el propio zaragozano fue una sorpresa.
Honesto, sereno y obediente, López fue el realista elegido para compartir con el público sus primeras impresiones -no es que esté demasiado acostumbrado-. Lejos de sacar pecho por acabar de salvar los muebles, el canterano admitió abiertamente que “quería sacar el centro” en el golpeo que terminó en el gol del empate. Insertó la zurda entre el césped y el balón, con potencia y colocación ex aequo. Con destino a la escuadra. Y con la colaboración de Unai Simón.
Menos casual fue que el artífice fuera Roberto López. Relegado a la máxima discreción durante toda la temporada y autor de partidos irrelevantes cuando tuvo oportunidades, el mediapunta pudo pensar que era recomendable dedicarse a su virtud por excelencia: buscar la portería. En media hora chutó tres veces. A ras de césped, rozando el palo. Pudo ser el 1-0. Desde la frontal. Tropezó en un defensa. Y el centro-chut del gol. El que vale para seguir quintos. La posición que lleva a Europa ● ➔ Nada mejor que una convincente victoria para estrenar la nueva era. La puesta en escena del Sanse en la segunda fase del campeonato fue la clara escenificación de una insultante superioridad respecto al Logroñés. Tres puntos como catapulta para volar alto.
Beñat Turrientes fue el guía del Sanse, organizando con el mismo criterio que precisión. Robert Navarro rompió el marcador con una gran conducción y un gol de penalti. La autoría del primero fue de Alkain. La definición del de
Hondarribia en el minuto 14 diseccionó las palmarias diferencias. Lobete, con un zurdazo al poste, y Turrientes, con una falta directa al larguero, se quedaron a punto de ampliar la renta para el Sanse en la primera mitad. Olasagasti perdonó con todo a favor.
Un penalti sobre Lobete en el minuto 67 significó el 2-0 de un Navarro que marcó con delicadeza desde los once metros. El partido ya era coser, cantar y ganar para los de Xabi Alonso. Toda una invitación a que se prodigaran más protagonistas. Y llegaron.
Renacimiento a lo grande
Ayesa se lució con un alarde de reflejos. Alex Sola salió por primera vez después de lesionarse hace nueve meses. A lo grande, puesto que culminó el triunfo marcando gol en un rechace de Karrikaburu, el delantero que primero remata y luego pregunta.
El Sanse suma 43 puntos -se acumulan los de la primera fase- y aventaja en nueve al cuarto. Se clasifican los tres primeros al playoff de ascenso ●
Revulsivo 1. Roberto López jugó los últimos 30 minutos y lanzó tres veces a portería
Casi anota el 1-0 2. Un chut raso con la zurda se le escapó por el canto de un duro
Honesto 3. El maño admitió que centró en el gol