Lecciones de la Champions

a jornada de Champions dejó enseñanzas, algunas ya sabidas pero que conviene no olvidar nunca. Por ejemplo, que a Haaland, teniendo una pinta buenísima, aún le faltan un par de hervores por mucho que Raiola lo venda como el nuevo ‘Torpedo’ Muller. Que el City tiene este año su gran ocasión pero Guardiola deberá estudiar muy bien cómo frenar a dos bestias como Mbappé y Neymar. También que el brasileño del PSG, cuando se pone en serio, es candidato a Balón de Oro. Y, sobre todo, que el Madrid no necesita brillar para meterse en unas semis de Champions y en la lucha por la Liga pese a haber transitado por la primera mitad de la temporada con más pena que gloria e incluso con rumores de despido de Zidane con el manido espantajo de Mourinho deslizado desde la planta noble del Bernabéu. Y todo ello con una fórmula basada en jugar con oficio en la media, echar el candado atrás con un Courtois formidable y en fomentar los espacios para que corra Vinicius y defina Benzema. Sin complejos, sin ansia por jugar bien, sabiendo que son un grupo crepuscular y con bajas (Ramos, Carvajal, Hazard) pero que aún da miedo a rivales y árbitros. Un auténtico monumento al pragmatismo. Lo que le ha faltado a este Barça de circunstancias, sin Ansu ni un ‘9’, en los partidos grandes: mentalidad estratégica para minimizar riesgos y, aparte de buscar la posesión, generar espacios para Dembélé y sacar jugo de la estrategia. Ser osado si te sobran los cracks es lo que toca. Si te faltan es un suicidio. Y aún así, aún puede caer un doblete ●