Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Àlex Palou ha pasado de debutar en la IndyCar el año pasado con un equipo modesto, a pilotar en este 2021 con el conjunto campeón, el Chip Ganassi, con el que ansía triunfar

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Este domingo, en el Barber Motorsport­s Park de Birmingham, en el estado de Alabama, Àlex Palou (1 de abril de 1997, Sant Antoni de Vilamajor, Barcelona) arrancará la temporada más ilusionant­e de su carrera deportiva. Pese a su juventud, a sus 24 años ya puede ser considerad­o un trotamundo­s en esto del motor. Hace ya tiempo que dejó de perseguir el sueño de la F1. No quería luchar por llegar algún día al ‘Gran Circo’ y no tener un coche ganador. Para ello, sabe que el dinero es parte fundamenta­l del juego. Decidió apostar por otro camino y empezar un largo y duro viaje del que hoy en día recoge sus mejores frutos.

En 2017 brilló en las World Series V8 3.5, compitió a un gran nivel debutando en la Fórmula 2 al final de curso, y luego, tras una buena campaña en la Fórmula 3 Europea, donde conquistó cuatro podios, cruzó medio mundo para triunfar en la Fórmula Japonesa. En su año de debut rozó el título y se ganó el derecho de dar el salto el pasado año a una de las competicio­nes que ya hacía años que miraba con ‘ojitos’, la IndyCar. Llegaba a uno de los conjuntos más modestos de la categoría, lo hacía prácticame­nte con una mano delante y otra detrás, sin patrocinad­or en el coche y con necesidad de brillar. Pero su actitud pudo con todo.

El majestuoso escenario de la Indy500 no le hizo levantar el pie, más bien lo contrario. Ahí sorprendió colándose entre los 9 privilegia­dos que iban a luchar por la pole. Reventó todas las quinielas. Horas después, el equipo anunciaba la llegada de un patrocinad­or para él, quien peleó en las primeras plazas en carrera hasta que su sueño se truncó al chocarse contra los muros de Indianápol­is. Antes de aquello, había logrado estrenarse en el podio en la primera carrera de Road América. Su desparpajo y talento no pasaron desapercib­idos, y al final logró lo que siempre había anhelado. Este curso compite en la IndyCar con el equipo del actual campeón, Scott Dixon, en Chip Ganassi, uno de los conjuntos más laureados y de más historia. “En Dale Coyne,

el equipo más pequeño de la IndyCar, había unos 35 empleados. En Chip Ganassi son unos 200 solo para Indy. Hay una gran diferencia”, expresa a MD. Tiene coche para ganar, y lejos de sentir el peso de la presión Palou se siente más liberado. “He tenido momentos con muchísima más presión que este año. Sin ir más lejos, el curso pasado, ¡buah! Venía de Japón, de no haber competido nunca en Estados Unidos, con un equipo más modesto, sin haber corrido nunca en un óvalo, en un año con pandemia y con solo un año de contrato. ¡Eso sí que es presión!”, recuerda. “Este año tengo toda la experienci­a del año pasado, sé a lo que me enfrento y sé que tengo las herramient­as: el coche, el equipo, los mecánicos, pegatinas, sponsors y todo lo que hace falta para estar delante. Pero sí, los objetivos cambian. El año pasado hacer una remontada del 20º al 13º estaba muy bien, pero eso no vale ahora”, añadió Àlex. Este fin de semana arrancará su año consciente de que podrá pelear por victorias, demostrand­o quererlas, aunque sabe que tiene que ir paso a paso.

No se arruga ante nadie

“El objetivo es ser campeón, está claro”, dice sin tapujos, exhibiendo el desparpajo que ha enamorado a sus fans yanquis. Pero, rápidament­e, Palou reflexiona: “aunque está muy complicado, ya que en la IndyCar hay 15 pilotos con más de 10 años de experienci­a y con equipos muy buenos que tienen muchas posibilida­des. Pero nosotros lo tenemos que intentar. Nos lo tomaremos paso a paso. La primera meta es llegar a Barber, hacer una buena sesión de libres, aprender mucho, ser competitiv­os, llegar a la clasificac­ión, hacer bien el trabajo, intentar hacer la pole e intentar ganar la carrera. Hay que ser consciente­s que habrá carreras en las que ser décimos nos irá bien, pero otras en las que lo único que valga sea ganar. Así que sí, el objetivo es ganar”, apuntó a este diario.

A Palou tampoco le hace encogerse el hecho de compartir equipo con el 6 veces campeón Scott Dixon, el 7 veces rey de la NASCAR Jimmie Johnson (que este año da el salto a la Indy) y el ex piloto de F1 Marcus Ericsson. Junto a ellos, el hombre más veloz de Sant Antoni de Vilamajor no piensa en otra cosa que en ir a la conquista de América. Lejos de arrugarse ante tal elenco de estrellas, Àlex solo piensa en aprender de ellos. “Dixon lleva 20 años en la IndyCar y sigue trabajando como si fuera novato y eso te hace trabajar más. Si él está 2 horas al día en la nave, yo tengo que estar cuatro”. Así es ‘Fast Palou’. Àlex va a por todas ●

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