Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Doloroso y predecible

➔ La Real cae eliminada de la Copa en unos cuartos de final que el Atlético de Madrid resuelve en el minuto 91

- Germán Melero

Real Sociedad, 0

➔ Tan pronto como había nacido la ilusión por volver a ver a la Real obrando relatos de oro en la Copa de la Reina, el Atlético de Madrid desvaneció la aspiración. Una versión descendent­e, cansada, supuso la eliminació­n en cuartos de final. Escoció porque el gol de Ajibade fue en el minuto 91. Y, a su vez, la resolución se antojó predecible por los síntomas de una

Real decadente.

Maitane se adueñó de la jefatura de las operacione­s antes de que el descanso fundiera los plomos, apoyada en la velocidad de Latorre y la sociedad conformada por Eizagirre y Palacios. Salvo cuando Mendoza inquietaba con largas diagonales, la Real apostó más por trenzar pases a ras de césped mientras el Atlético de Madrid aplicaba el cerrojazo. Las de Arroyo llegaban al área con tanta insistenci­a como falta de instinto en el momento clave. Las únicas en susurrar al gol fueron Nahikari en una carrera y Palacios, que rozó el larguero desde fuera del área.

El mayor lastre para la Real fue dejar sin efecto sus prometedor­as hechuras. Y que en el bando enemigo había una delantera imparable: Ludmila. Veloz y potente, la brasileña descosió a la defensa. Visitantes fueron las ocasiones más claras. Mientras duró la vitalidad de la Real y cuando cambiaron las tornas.

Quiñones aplaza el 0-1

Ajibade había perdonado a la Real, en soledad ante Quiñones, y a medida que avanzó la tarde la derrota se veía venir. El Atlético de Madrid pasó a residir en el campo de una Real cada minuto con menos fuelle. Atormentad­a, sobre todo, por una Ludmila autómata en aquello de hacer un traje a todo el entramado de la retaguardi­a.

La de Sao Paulo avisó dos veces. Recortó en primer lugar a Rábano para que Quiñones ahuyentara el peligro a la hora de partido. La portera de la Real aplazó el disgusto otra vez. Una parada excelente de la hondarribi­arra a Santos tras una acción personal de Ludmila salvó los muebles en el minuto 53.

Cuando no había margen, Ludmila sí decidió. La Real defendió la acción demasiado abierta en semejante momento. El pase de la muerte de Ludmila fue empujado por Ajibade para dar al Atlético de Madrid el pase a las semifinale­s. Y para dejar en la calle a una Real con los plomos fundidos ●

La lucidez se apagó hasta el punto de que caer fue cuestión de tiempo

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FOTO: LUIS MARI UNCITI Nerea Eizagirre lamenta en primer término el gol que el Atlético de Madrid festeja al fondo de la imagen

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