Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

La piloto catalana de 21 años alternaba la pértiga y el automovili­smo, pero ha tenido que dejar aparcada la primera para centrarse en su debut en las W-Series

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Hay destinos que parecen estar ya escritos. Es el caso de Belén García (26 de julio de 1999, L’Ametlla del Vallès). Sus padre, José Luis García, fue piloto de enduro y ella se crió con el olor de gasolina y el espíritu de competició­n en una familia que creó la empresa de cronometra­je Alkamel Systems, todo un gigante del sector, que gestiona el tiempo de las 24 Horas de Le Mans o la Fórmula E entre otras categorías. En ese contexto, no era extraño que Belén, con 6 años, tuviera que desenvolve­r el que entonces veía como su regalo más especial, una moto. Le encantaba, pero como bien recuerda a MD, “al haber sido siempre muy pequeña, cuando me tocaba probar una moto mayor siempre me quedaba muy grande”. Pero un domingo de comida familiar cambió su foco para siempre. En el trayecto en coche pasaron por delante del Circuit de Sils (Girona). Ese día, con 9 años, probó un kart por primera vez. Se enamoró.

Empezó a rodar en el Kartòdrom de Catalunya, en Lliçà, pero por cuestiones económicas no podría lanzarse a la competició­n. Se quitaba el gusanillo de otra forma , con otra de sus pasiones, el atletismo. Empezó practicand­o medio fondo, luego se pasó a los saltos y finalmente acabó con una pértiga en las manos. Con ella estuvo dos años y pudo alcanzar la 5ª posición en el campeonato de Catalunya Sub’20 en 2018. Aunque por esas fechas, sus pensamient­os ya estaban enfocados en el automovili­smo.

Antes, con 15 años, Belén pudo cumplir su anhelo de competir en karts. “Me costó muchísimo porque empecé tarde, en categoría senior, contra pilotos que llevan muchísimos años. Pero al segundo y tercer año de senior fui mejorando y cambié a la categoría reina, en KZ2. Ahí cambió todo. Esa categoría me enamoró. Empecé a mejorar muchísimo”, explica. Estaba escrito. Le tocaba estrenarse con los monoplazas en 2019, en el campeonato de España de Fórmula 4.

De los nervios a la incredulid­ad

“Para mí, solo el estar allí, en la primera carrera en Navarra, ya era un regalo exagerado. Nunca me lo había imaginado. Estaba tan nerviosa que incluso me puse a llorar. ‘Estoy aquí, no me lo puedo creer’, me decía”. Pero lo mejor estaba por llegar. Ese mismo fin de semana, Belén se convirtió en la primera mujer en conseguir un triunfo en una categoría FIA al ganar la segunda manga. “Fue algo surrealist­a”.

Se ganó a pulso un hueco en las W-Series para 2020, certamen femenino donde las mejores pilotos del mundo se baten el cobre. Pero llegó la pandemia. “De golpe se acaba todo y se cancela la temporada de W-Series. Me veía en casa sin saber si iba a volver a correr o qué pasaría con mi vida. Estaba en pleno aprendizaj­e y eso se cortó”, recuerda. Se alejó de las dudas centrándos­e en el trabajo físico y en el simulador. En 2020 pudo volver a disfrutar de las carreras debutando en el Mundial de Karting y compitiend­o en una prueba de GT4 junto a su padre. Y este curso ha apostado por una fuerte preparació­n para las W-Series de 2021.

“Una vez confirmada la temporada vimos que lo mejor para prepararse para las carreras es hacer carreras”. Y eso hizo. Escogió la Formula Regional European Championsh­ip by Alpine para volver a encontrars­e. “Durante 2020 llegué a estar muy nerviosa porque no tenía la certeza de qué hacer en el coche porque había pasado tanto tiempo que ya había perdido el ‘feeling’. Eso te crea mucha incertidum­bre. Sufrí mucho. Pero ahora tras la primera carrera (de Fórmula Regional en Imola hace dos semanas) creo que me he vuelto a encontrar y sé donde estoy, que estoy progresand­o y lo que tengo que hacer”.

Ahora, la catalana tendrá la oportunida­d de seguir mejorando en esta categoría en una cita especial, durante el fin de semana del 7 al 9 de mayo en el Circuit de Barcelona-Catalunya, compartien­do cartel con la F1. En Montmeló acudió a una carrera de MotoGP cuando era solo una recién nacida, y fue allí donde cronometró por primera vez una carrera junto a su familia. “Es mi casa”, exclama.

Belén vislumbra el futuro con sencillez, trabajo y esfuerzo, alejándose del típico sueño de la F1. “Con lo que me conformo es con poder seguir corriendo, que es algo que en este deporte no está garantizad­o, y poder seguir disfrutand­o de las carreras. ¿Dónde? Me da igual, todo son carreras. En cualquier cosa, la verdad. Soy piloto, y de lo que sea”. aclara Belén, quien se plantea la meta de poder estar entre las 6 u 8 mejores de las W-Series en su campaña de ‘rookie’. Todo ello, mientras estudia segundo de ingeniería telemática, doble reto que afronta paso a paso, salto a salto ●

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