En una jaula de oro
➔ Sin acceso al paddock, el Gran Premio cambia por completo
raje de forma rápida para evitar que la marea de fans se les viniera encima. Entre ese bullicio de gente, un periodista intercambiaba charlas llenas de información de la que tirar con mecánicos, ingenieros y otras personalidades. Además, tenía acceso a la mayor parte de los pilotos acudiendo a la hora indicada al hospitality del equipo. Incluso si pedías paddock. Solo puedes ir de la sala de prensa a un piso box en el que te entregan tu bolsa de comida. Para hablar con un piloto debes hacerlo a través de Zoom o alguno de los miles de programas de videoconferencia que se han puesto de moda. Y para las televisiones, al revés, tienen acceso al paddock pero no pueden ir a la sala de prensa. Y todo ello, en un paddock en el que circula poca gente, en el que el viernes vimos algo inaudito, a Lewis Hamilton tan tranquilo charlando al sol en una mesa a pie de asfalto. Nadie le incordiaba.
Solo hay un momento en que puedes mirar a los ojos al piloto, en una zona mixta en la que, sin entrar en el paddock, a dos vallas de distancia, puedes hacer tus preguntas. Al acabar cualquier jornada los pilotos pueden pasar por ahí, pero no están obligados. Sainz acude unos cuantos días en cada GP. Ayer también cazamos a Ricciardo. Pero la mayoría apuesta por la comodidad del Zoom o los comunicados. Solo queda esperar a que el próximo año todo vuelva a la normalidad y que Barcelona siga manteniendo su GP. El último en casa no puede ser así ●
Las restricciones hacen que los periodistas se sientan realmente extraños