“LO PASAS MUY MAL HASTA LLEGAR AQUÍ”
Después de muchos años de esfuerzos económicos, personales y deportivos, Bernabé Zapata empieza a vivir ahora la cara amable del tenis, una vez que a los 26 años ha conseguido un ranking, esta semana el mejor de su carrera (41º), que le permite entrar directamente en los torneos. Un clic crucial lo vivió el año pasado en Roland Garros, cuando alcanzó los octavos de final después de superar la fase previa.
Para quien no le conozca, ¿quién es Bernabé Zapata?
Es un chico de Valencia que nació en una familia humilde, de costumbres sencillas, de rutinas, de barrio del Grao. Estoy enamorado de Valencia, jamás podría vivir en otra ciudad, no me veo entrenando en otro sitio. Soy muy tranquilo, me gusta disfrutar de mis amigos, salir a cenar y de vez en cuando ir al fútbol, poco ya porque el Valencia está muy mal, todo se diga. Me definiría como una persona tranquila, muy pasional, trabajadora y con ganas de seguir mejorando.
¿Cómo explica ahora ese ranking?
Mentalmente he mejorado muchísimo. Superé muchas barreras con el buen resultado del año pasado en Roland Garros, a nivel tenístico y, sobre todo, a nivel mental. A partir de ahí, ha sido un progreso muy grande en poco tiempo. El tenis es una carrera de largo fondo y cada jugador saca su mejor versión en cualquier momento. Desde hace un año he empezado a sacar mi mejor versión e intento tomarme todo con más tranquilidad para seguir mejorando sin fijarme tanto en resultados o ranking.
¿Qué barreras eran esas?
La barrera, sobre todo, es estar en el top100. Desde pequeño, todo el mundo inconscientemente te inculca que lo importante es ser top-100 y que son los que viven del tenis. Tanto tiempo detrás de esta barrera y superarla en ese torneo te hace enfocar de otra manera el deporte, ya no vas con tanta presión, juegas más tranquilo y eres más maduro.
Sus inicios fueron duros.
He estado muy solo durante el proceso profesional, sobre todo al principio porque no tenía dinero para viajar con entrenador y así es más complicado mejorar más rápido. Ser tenista profesional es muy difícil, necesitas una base económica muy grande. Yo tuve mucha suerte porque el Sporting Club de Tenis me pudo ayudar económicamente porque mis padres no podían y, a partir de ahí, me lo he ido ganando yo solo. Con los buenos resultados de júnior, pude conseguir algunos patrocinadores y la Federación Española también me ayudó. Me siento muy afortunado porque tuve gente que me ayudó cuando lo necesitaba, pero es una etapa que se pasa muy mal. Si sales de ahí, te haces un jugador muy fuerte y sacas muchas conclusiones positivas.
¿Alguna situación complicada?
He vivido muchas. Viajas solo y miras mucho el dinero en la época de Futures. Mis padres me inculcaron que ahí teníamos un problema e intentábamos
sacar el mejor rendimiento al poco dinero que teníamos para que yo en la pista pudiera seguir mejorando y cumplir el sueño de ser tenista.
¿Le creó ansiedad que no llegase ese momento?
La peor etapa, sin duda, es la de los Futures, mucha incertidumbre. era el 400º del mundo e intentar mejorar en el ranking me agobiaba muchísimo, es uno de los escalones más difíciles. En los Futures estás desamparado y eso es lo peor del tenis, en ciertos momentos piensas si vale la pena seguir con esto.
Usted ganó a Hurkacz o Tsitsipas siendo júnior, pero las cosas cambian en profesionales.
Sí, totalmente. Esas edades empiezan a ser referencia para profesionales, pero no deja de ser una etapa de formación, incluso Alcaraz está ahora en una etapa de formación aunque ya haya sido nº 1. Son edades en las que cambia todo muy rápido, físicamente también. Hay gente que evoluciona antes y llega antes.
Usted puede decir que ha ganado a Carlos Alcaraz en una final.
Sí, me siento muy afortunado porque casi no ha perdido ninguna. Fue muy especial porque fue mi primer título challenger, en Cordenons. Jugué un partido muy bueno, a Carlos ya se le veía con un desparpajo tremendo. Me ayudó mucho esa victoria, ganar un challenger te da impulso para seguir mejorando. Recuerdo con mucho cariño ese partido.
¿Qué le vio de especial con 17 años?
Era un jugador con muchísimo desparpajo, muy positivo y de un nivel tenístico altísimo. Con 15 años, ya lo veía así. Cada semana era mejor jugador, no era el mismo en enero, abril o junio, era impresionante porque mejoraba increíblemente rápido. Mentalmente no era el de ahora, pero ya tenía muchas cosas que se nace con ellas.
¿Y usted dónde puede mejorar?
Mi mejora pasa ahora mismo por seguir jugando tranquilo mentalmente. Estoy en una etapa nueva para mí, el 41º del mundo. Me estaba costando gestionarlo un poco porque noto que todo lo nuevo es difícil, pero intento no ponerme presión. Tenísticamente, tengo mucho margen de mejora en pistas rápidas, me cuesta mucho. No es que me sienta incómodo, pero siento que puedo mejorar en la parte tenística. Cuando no encadenas victorias, inconscientemente se te hace un poco bola y estás un poco más negativo, pero tampoco me obsesiona y, si sigo trabajando, llegará.
¿Dónde ve su techo?
Ahora mismo intento no mirar hacia arriba porque siempre me ha presionado mucho decir ‘estoy aquí y voy a tener este objetivo’. Intento mirar mucho lo que ya he conseguido para que me ayude en el día a día porque sé que todo puede cambiar muy rápido, en dos semanas como me pasó a mí en Roland Garros. Sí me gustaría mejorar mi ranking y ganar algunos torneos ATP, pero no me lo pongo como objetivo.
¿Se está dando algún capricho?
El único capricho que tengo es beber vino tinto, me encanta, lo disfruto muchísimo. Diría que bebo tanto cuando van bien las cosas como cuando van mal, quizás más cuando van mal porque me gusta y me despeja. Es algo donde no escatimo con el dinero