Cumbres borrascosas
Sobrevivir en las cumbres de la tabla no es tarea sencilla y, menos aún, cuando no estás habituado a ese tipo de hábitat
obrevivir en las cumbres de la clasificación no es tarea sencilla, y menos aún, cuando no estás habituado a ese tipo de hábitat, particularmente exigente en todos los sentidos. La Real Sociedad se ha ganado legítimamente, y con todas las bendiciones de los próceres y eminencias competentes, el derecho a pelear por una plaza en la próxima edición de la Liga de Campeones, es decir, por viajar en clase preferente en ese maravilloso viaje por esos campos de Europa, y que tiene la virtud de poner en el mapa a cualquier club que se precie.
El galardón es lo suficientemente sustancioso como para echar el resto en este tramo final de temporada, que se aventura apasionante. Pero siendo esto cierto, no lo es menos que esta Real no es la de unos meses atrás. Arrancó como un tiro, y mantuvo esa inercia positiva
tras el parón del Mundial, hasta que el equipo comenzó a desacelerarse su progresión peligrosamente, al punto de que, lo que ayer era una distancia casi inabordable por sus potenciales perseguidores, se ha reducido casi a su mínima expresión, por lo que podríamos hablar de un pequeño campeonato de nueve partidos, con hasta cuatro escuadras pugnando por el mismo botín.
Desde la jornada 20, coincidiendo
con la derrota en casa frente al Valladolid, el equipo de Imanol ha dejado de sumar con la regularidad con que lo hacía antaño y, lo que es más grave, ha comenzado a transmitir preocupantes señales de agotamiento, justo en el momento más inoportuno, y coincidiendo, curiosamente, con la fase de la temporada en la que el entrenador puede disponer de un mayor números de futbolistas. Obviamente no se trata de un tema de cantidad, sino de calidad de esa aportación, en algunos casos, claramente inferior a la mostrada en la etapa anterior. Este equipo, que lleva camino de firmar su cuarta presencia consecutiva en un torneo europeo, se halla en plena fase de consolidación de sus hábitos internacionales, y eso lleva aparejada su instalación recurrente en las cumbres más elevadas del campeonato doméstico, con las perturbaciones inherentes